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Guía de los Países Bálticos: Helsinki y Tallin

Estás organizando un viaje a los Países Bálticos por tu cuenta y no sabes qué itinerario seguir o qué puedes visitar en cada lugar? No te preocupes, porque a continuación podrás leer un diario de mi viaje de 2011 por esta zona en el que encontrarás mapas con el itinerario seguido y un resumen de las visitas realizadas, el transporte utilizado en cada ciudad y la forma de ir de una a otra, todo ello basado en un viaje de 11 días en el que visitamos Helsinki,Tallin, Riga, Sigulda, Césis y Estocolmo.

Guia de Helsinki y Tallin

En el relato de cada día encontrarás enlaces a varios artículos con los que podrás ampliar la información sobre los principales atractivos turísticos de cada una de estas ciudades.
¡Ponemos rumbo a Helsinki!


Día 1: Vuelo Madrid-Praga-Helsinki

Partimos temprano de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, desde dónde volamos a Praga en un corto vuelo de unas 2:30 horas. Pasamos las 3 horas siguientes andando por el aeropuerto de Praga a la espera del avión que nos llevará a Helsinki. La pena fue no tener una escala más larga para haber salido a recorrer algunas de las calles por las que el año anterior se desarrollaron parte de mis vacaciones...
Después de una corta espera embarcamos de nuevo en un avión que nos dejaría a las 16:00 en el aeropuerto de Helsinki tras regalarnos unas magníficas vistas de sus alrededores mientras realizaba las maniobras de aproximación al aeropuerto entre los islotes, lagos e inmensos bosques que rodean la capital Finlandesa.

Helsinki

Tras recoger las maletas nos dirigimos a la terminal de autobuses situada en el mismo aeropuerto, dónde compramos los billetes del autobús 615 que nos lleva hasta la estación de trenes situada en la plaza Rautatientori, dónde nos espera el tercer miembro de este viaje por el norte de Europa.

Caminamos hasta el cercano Hotel Artur, dónde hacemos el check-in y dejamos las maletas antes de salir a buscar un lugar dónde saciar el apetito.

Comenzamos a descubrir la ciudad visitando la plaza Rautatientori y la fachada de la estación de tren para dirigirnos a continuación a la avenida Mannerheimvägen, donde empezamos un recorrido que nos hará pasar frente al Museo Kiasma, el parlamento, el Helsingin Musiikkitalo, el Museo nacional de Finlandia y la casa de Finlandia.

Continuamos paseando por el parque Hesperia (Hesperian puisto) junto a la bahía de Toolo (Töölönlahti) hasta llegar a la Ópera Nacional de Finlandia (Kansallisooppera).

Desde aquí callejeamos un poco hasta llegar al parque Sibelius, dónde nos encontramos con una escultura formada por cientos de tubos de acero inoxidable dedicada al famoso compositor finlandés Jean Sibelius.

Desde aquí comenzamos un tranquilo paseo junto al mar que discurre junto a la calle Merikantovägen y que nos acerca a pequeños embarcaderos, una playa urbana y el parque situado entre el cementerio de Hietaniemen y la bahía de Lapinlahti.
Caminamos entre huertos y plantaciones de flores para adentrarnos de nuevo en la ciudad a través de la calle Mechelininkatu, por la que llegamos hasta una de las zonas más modernas de la ciudad antes de divisar el puerto de contenedores y las terminales de los ferries que unen Helsinki con otras localidades y países cercanos.

Elegimos una calle al azar para dirigirnos hacia el centro de la ciudad. Al principio las casas son bastante feas, pero poco a poco el tipo de construcción va cambiando y las calles y edificaciones van teniendo más encanto.
Hacemos una parada en la iglesia luterana de San Juan antes de seguir caminando junto al Museo del Diseño y la estatua de Topelius en dirección al parque esplanadi, el principal bulevar de la ciudad y una de las zonas verdes preferidas por los habitantes de Helsinki para pasear y relajarse.
El sonido de la música nos hace adentrarnos en un callejón repleto de bares dónde encontramos la mayor aglomeración de personas de las últimas 3 o 4 horas, y eso que no habría más de 100 personas tomando copas y disfrutando de la música en directo de un grupo que tocaba en un pequeño escenario.

Podéis encontrar mucha más información de los lugares visitados hasta este momento en el artículo Otros lugares de Helsinki.

Unos 30 minutos después volvemos a esplanadi y seguimos caminando junto a tiendas de grandes marcas hasta que llegamos a la plaza del mercado (Kauppatori) situada al final del bulevar, dónde a pesar de que empieza a oscurecer varios turistas pasean como nosotros entre algunos de los principales atractivos turísticos de la ciudad, como por ejemplo el ayuntamiento, el obelisco coronado por un águila de bronce de dos cabezas conocido como Keisarinnankivi (la piedra de la Zarina), el Palacio Presidencial (Presidentinlinna) y la Catedral de Uspenski, situada en lo alto de una pequeña colina al final de Kauppatori.

A continuación nos dirigimos hasta el símbolo de Helsinki por excelencia, la Catedral luterana situada en la plaza del Senado, en la que además de nosotros 3, sólo había un par de personas más que cruzaban por la plaza.

Catedral Luterana de Helsinki

A pesar de llevar anocheciendo un par de horas, la claridad sigue siendo similar a cuando se acaba de poner el sol en España. Es una sensación rara que nos seguirá sorprendiendo en varias ocasiones.

Dando por concluidas las visitas de nuestro primer día en Helsinki, buscamos un lugar dónde cenar en el que aprovechamos para comentar entre nosotros lo extraño de estar visitando una ciudad de casi 3 millones de habitantes en la que apenas hay tráfico y en la que es complicado encontrarse con gente incluso en la zona más concurrida o junto a los monumentos más significativos de la ciudad. Si esto sucede en Junio, ¿cómo será esta ciudad en los duros y oscuros días de invierno?

Mientras volvíamos al hotel cruzamos por una vacía plaza Rautatientori en la que inmortalizamos el reloj de la estación de trenes quince minutos antes de la medianoche con un cielo azul como telón de fondo.

Helsingin päärautatieasema

En este mapa podéis ver el recorrido que realizamos:

Ver Helsinki día 1 en un mapa más grande

Distancia Recorrida: 12 Km. aproximadamente

Día 2: Helsinki

La luz del sol nos despertó nuestro segundo día en Helsinki, aunque teníamos la sensación de no haber dormido mucho. Cuando miro el reloj veo que son las 03:30 de la madrugada, así que me asomo brevemente a la ventana para asegurarme de que no estoy soñando. Tras cubrir lo máximo posible la ventana con las cortinas vuelvo a caer en brazos de morfeo unas cuantas horas más.

Después de desayunar emprendemos rumbo a lo desconocido callejeando por una ciudad mucho más animada y activa que la tarde anterior. Pasamos frente al museo de Historia natural antes de llegar a nuestro primer destino de la mañana, la iglesia en la roca de Temppeliaukio.

Realmente merece la pena acercarse hasta este curioso templo en el que compartimos espacio con un par de autobuses de japoneses que no dejan un sólo centímetro sin fotografiar.

Después de una breve visita de una media hora aproximadamente, nos acercamos hasta el Parlamento finlandés para visitar toda esta zona a la luz del día. Pasamos junto al Museo Kiasma y seguimos caminando hasta un abarrotado y animado parque esplanadi, dónde decenas de turistas y finlandeses aprovechan los cálidos rayos de sol del verano nórdico para pasear o tomar el sol en los bancos del parque.

Cruzamos por la plaza del mercado en dirección a la catedral ortodoxa de Uspenski, a la que accedemos tras subir una escalinata para visitarla por dentro y disfrutar de las vistas que hay desde los miradores que la rodean.

Nuestra siguiente parada es la otra catedral de la ciudad situada en la cercana plaza del Senado, la Catedral Luterana de Helsinki.
Una nueva escalinata nos conduce al interior de esta iglesia, totalmente diferente al que acabamos de ver en la catedral ortodoxa. Paredes blancas y algún cuadro son su única ornamentación.

Nos dirigimos de nuevo a la plaza del mercado (Kauppatori) para sacar el billete del ferry con el que nos acercaremos a la isla de Suomenlinna, y a continuación buscamos un sitio para comer en los inmensos centros comerciales de la avenida Mannerheimvägen.

Ver Helsinki día 2 en un mapa más grande

Distancia Recorrida: 5,5 Km. aproximadamente

A las 14:30 embarcamos rumbo a la isla Suomenlinna, la fortaleza marítima de Helsinki.
A pesar de estar navegando a mediodía de un mes de junio, el frío sobre la cubierta del ferry se hace notar, pero menos mal que el viaje dura tan sólo 30 minutos y pronto podemos empezar a caminar en tierra firme entre casas de madera, antiguos barracones militares, amplias zonas verdes y un largo etcétera que hacen de este lugar una visita imprescidible cuando se visita Helsinki.

Helsinki

Mientras paseábamos entre bancos de arena amurallados y amenazadores cañones pudimos ver como dos cruceros partían del puerto de Helsinki atravesando los estrechos canales que separan esta fortaleza de los islotes cercanos.

Tras un recorrido de casi 3 horas por las 6 islas que forman la fortaleza de Suomenlinna y comentar lo espectacular que debe ser contemplar el báltico totalmente congelado durante los meses más crudos del invierno, tomamos el ferry de vuelta para seguir paseando tranquilamente por una ciudad que poco a poco va quedándose vacía con el paso de las horas.

Eran sólo las 18:00 y ya habíamos visto lo más interesante de la ciudad, los museos estaban cerrados y no veíamos muchos lugares dónde poder sentarnos a tomar algo, así que optamos por echarnos una siesta en el hotel y hacer tiempo hasta la hora de la cena.

Un par de horas después nos damos una vuelta por la zona de la Catedral de Helsinki, la plaza del mercado y el parque esplanadi, pero tal y como sucedió el día anterior, parecíamos tres supervivientes caminando por los restos de una ciudad fantasma. ¿Dónde está la gente? esa fue una de las preguntas que más nos hicimos en los dos días y medio que pasamos en la ciudad.

Después de cenar a horas intempestivas volvemos a dar una vuelta por la plaza del senado para hacer algunas fotos nocturnas y a continuación volvemos al hotel a la espera de un nuevo día en el que cambiaríamos de ciudad y de país.

Día 3: Helsinki y Tallin

El último día en Helsinki nos permitimos el lujo de no madrugar nada, así que salimos del hotel sobre las 10 de la mañana rumbo al mercado que se celebra en Kauppatori.
En la plaza del mercado encontramos numerosos puestos entre los que paseamos contemplando algunos de los platos típicos de la gastronomía finlandesa, pieles de reno, cuernos de reno y todo lo que os podáis imaginar relacionado con los renos.

A continuación nos dirigimos al viejo mercado cubierto de Helsinki, conocido como Wanha kauppahalli, en el que recorremos todos y cada uno de los puestos situados en sus dos pasillos, dónde se exponen de una manera muy cuidada y detallista todo tipo de productos frescos y en conserva.

En este momento decidimos darle un poco de aliciente al viaje, y en vez de esperar hasta las 17:30 para coger el ferry que nos habría de llevar hasta Tallin, planeamos abandonar esta ciudad que ya no tenía nada más que ofrecernos.

Preguntamos en un puesto de información del parque espalanadi dónde podíamos encontrar una oficina de la compañía con la que habíamos contratado el ferry. Nos indican que hay una al final de este mismo parque, así que nos dirigimos hasta allí y le exponemos a la chica que nos atiende si es posible cambiar nuestros billetes de las 17:30 por otros que salgan antes.

Son las 12:00 de la mañana y nos dice que únicamente nos puede cambiar los billetes por otros en el ferry que sale a las 14:00 y que además es 6€ más barato, pero como no nos puede devolver el dinero, nos da un vale por el importe ahorrado que podemos utilizar dentro del barco. Aceptamos el reto y nos vamos casi corriendo al hotel para recoger las maletas y hacer el check-out.

Después, una caminata de media hora tirando de la maleta por una interminable calle nos llevó directamente a la puerta de embarque del que sería nuestro medio de transporte para llegar hasta Tallin.

Ver Helsinki día 3 en un mapa más grande

Distancia Recorrida: 5,7 Km. aproximadamente

Embarcamos y dejamos las maletas en la consigna para poder movernos con comodidad por el ferry. Damos una vuelta por las 5 plantas del barco buscando la mejor opción para comer y algún lugar en el que podamos salir al exterior, pero únicamente hay una pequeña zona situada en la parte trasera del barco encima de los motores, así que volvemos al interior y comemos tranquilamente aprovechando el vale que nos dieron en la oficina de Helsinki.

Cuando faltaba una media hora para llegar, nos acercamos al salón de proa para contemplar como poco a poco se empieza a vislumbrar nuestro siguiente destino: Tallin.

Tras recoger las maletas de la consigna nos dirigimos caminando hasta nuestro hotel, situado en la zona del puerto de Tallin.

A las 15:00 estamos acomodados en nuestra habitación y tenemos toda la tarde por delante para empezar a saborear esta nueva ciudad, así que partimos rumbo a la Puerta del Mar, la entrada norte de la ciudad medieval de Tallin.

Allí contemplamos la imponente torre de Margarita la Gorda y pasamos junto al conjunto de edificios conocido como Las tres hermanas antes de torcer a la derecha en busca de la famosa calle Lai, una de las principales vías que atraviesan de lado a lado la ciudad.

A los pocos metros hacemos un alto en el camino para entrar en la iglesia de San Olaf, dónde lo que más disfrutamos fueron las espectaculares vistas desde lo alto de su torre.

Tallin

Continuamos caminando sorprendidos por la arquitectura de esta calle en la que también destacaría la fachada del Tallinna Linnateater, el teatro de la ciudad que está formado por 16 casas medievales interconectadas entre si.

Al final de esta calle pasamos junto al edificio bajo el que tenemos que pasar si queremos subir al barrio de Toompea, pero pasamos de largo porque esa zona de la ciudad tenemos pensado visitarla al día siguiente.

Seguimos callejeando hasta llegar a la iglesia de San Nicolás, desde dónde dirigimos nuestros pasos hacia el corazón de la ciudad, la Plaza del ayuntamiento.

Paseamos un rato por una plaza que rebosa de vida con el ajetreo de la gente que va y viene o que permanece sentada en alguna de sus múltiples terrazas, o que camina como nosotros en busca del mejor ángulo para sacar esa fotografía que sea capaz de guardar la esencia de ese lugar.

En las dos horas escasas que llevamos en Tallin parece como si viniésemos de un mundo totalmente diferente. Hemos pasado de las calles prácticamente vacías y la tranquilidad de Helsinki al ajetreo y dinamismo de una ciudad vibrante y mucho más acogedora en todos los sentidos, o al menos esa es mi percepción.

Volvemos a perdernos entre callejuelas que invitan precisamente a eso, a caminar sin rumbo en busca de rincones con encanto que nos salgan al paso mientas nos dirigimos hacia otro lugar de interés de los que aparecen en todas las guías de Tallin, el pasaje de Santa Catalina.

Tallin

Es una corta callejuela que conserva prácticamente intacto el encanto y los numerosos vestigios de su pasado medieval, pero es que según acaba la calle y pasamos bajo unos soportales, nos encontramos con un tramo de la muralla medieval que rodea el casco antiguo.

Caminamos sobre un suelo adoquinado y custodiados por altas murallas de unos 16 metros de altura coronadas por un corredor de madera y numerosos torreones que durante siglos han protegido esta ciudad sacada de un cuento de hadas.

Atravesamos la puerta de Viru y nos dirigimos a la zona moderna de Tallin, dónde altos y modernos edificios de cristal luchan a duras penas por despertar la misma admiración que los vetustos torreones de la ciudad medieval.
Es una batalla perdida, y es que a los pocos minutos de abandonar la zona antigua algún tipo de sortilegio medieval nos encaminó de nuevo al cobijo de la ciudad situada intramuros.
No es que la parte moderna de Tallin sea poco interesante, pero tener uno de los cascos históricos medievales mejor conservados de toda Europa y no disfrutarlos es pecado.

A eso de las 19:30 nos vamos a cenar a uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad, el Olde Hansa, y es que nuestro estómago también tiene su recompensa con un viaje gastronómico al medievo.

Después de comer y beber como la nobleza tallinesa del siglo XV seguimos caminando por la Plaza del ayuntamiento, que poco a poco se va iluminando a medida que el sol se va escondiendo tras los muros de la ciudad.

A continuación nos dirigimos a la iglesia del Santo Espíritu, dónde cogemos la calle Pikk en dirección al hotel. De camino seguimos encontrando numerosas edificaciones interesantes, como por ejemplo la Hermandad de los Cabezas Negras, antes de abandonar el casco histórico rumbo al hotel y en busca de un merecido descanso en el que sin duda, acabamos soñando con todas las historias y leyendas que se esconden en cada rincón de esta preciosa ciudad.

Ver Tallin día 1 en un mapa más grande

Distancia Recorrida: 7 Km. aproximadamente

Día 4: Tallin

A las 9 de la mañana nos echamos a la calle para seguir descubriendo los mil y un rincones con encanto que nos tiene deparado el entramado medieval de la ciudad de Tallin.

Nada más entrar a la ciudad amurallada nos dirigimos hacia la calle Laboratooriumi, por la que podemos ir caminando junto a la muralla oeste hasta llegar a los pies de la colina de Toompea.

Tallin

Subimos hacia la parte alta de la ciudad por la calle Pikk jalg, que nos conduce directamente hasta las inmediaciones de la catedral Ortodoxa de Alexander Nevsky, dónde podemos ver otra sección de la muralla en la que se puede practicar el tiro con arco o disfrutar de las vistas sentado en alguno de los jardines de la zona.

Enfrente se encuentra el el castillo de Toompea, sede del Parlamento de Estonia y cuyos principales atractivos son la fortaleza medieval de la Orden de los Hermanos de la Espada, la torre Pikk Hermann y el mirador sobre la parte soviética de la ciudad.

Bordeamos todo el castillo hasta llegar a la calle Toom-Kooli, dónde podemos ver los vestigios de la fortaleza medieval y un mirador desde el que no hay unas vistas muy interesantes.

Volvemos sobre nuestros pasos y visitamos la Catedral de Santa María o Toomkirik, en la que nos sorprendió el enorme contraste entre su exterior y su interior...

A continuación callejeamos un poco perdidos en busca de los dos miradores más famosos de Toompea: Patkuli y Kohtuotsa, dos lugares únicos e imprescindibles.
Merece la pena viajar hasta Tallin simplemente para subir hasta aquí y observar detenidamente el transcurrir de la ciudad medieval situada a nuestros pies.

Tallin

Tras volver a soñar despiertos con las intrigas medievales que se habrán sucedido durante siglos entre las callejuelas de Tallin abandonamos la colina de Toompea y emprendemos camino hacia la iglesia de San Nicolás, en la que podemos visitar un museo de arte medieval.

Continuamos el recorrido por la Plaza de la libertad, todo un símbolo de la independencia de Estonia y la caída de los Zares. Muy cerca se encuentra la torre y museo Kiek in de Kök, dónde también se pueden visitar los túneles situados bajo los bastiones defensivos de la ciudad.

Abandonamos la ciudad medieval por unos instantes para descubrir la Ópera Nacional de Estonia (Rahvusooper Estonia) y buscar un lugar para comer.
A eso de las 14:30 volvemos a entrar por la puerta de Viru en dirección a la Plaza del ayuntamiento, desde dónde nos dirigimos a visitar la iglesia del Santo Espíritu y contemplar el antiguo reloj situado en la puerta que data de 1684.
Allí permanecimos un par de horas aprovechando para ver un peculiar concierto con campanas y otros extraños instrumentos que podéis ver al final del artículo de la plaza del ayuntamiento de Tallin.

Al salir visitamos el pasaje Börsi Käik, dónde podemos ver una especie de línea del tiempo en la que aparecen reflejados los principales acontecimientos de Tallin y Estonia que llega hasta el año 2418...

Volvemos a la plaza del ayuntamiento para visitar la farmacia más antigua de Europa y seguir callejeando por el centro de Tallin visitando de nuevo lugares como el pasaje de Santa Catalina o las calles Pikk y Lai antes de acercarnos a la muralla oeste por la que comenzamos la visita a la ciudad esta misma mañana.

Aquí realizamos la visita a las murallas de Tallin por su parte exterior, dónde podemos ver la imponente sucesión de torres y pasear por un parque con numerosas esculturas y paneles explicativos muy interesante.

Terminamos el día cenando por el centro y dando un último paseo al anochecer por el entramado medieval de esta ciudad que tan gratamente nos ha sorprendido antes de dirigirnos al hotel para pasar nuestra última noche en Tallin, porque al día siguiente el viaje continúa en un autobús rumbo a Riga...

Ver Tallin día 2 en un mapa más grande

Distancia Recorrida: 8,3 Km. aproximadamente

Sigue leyendo la segunda parte de esta guía en la que visitamos las ciudades de Riga y Estocolmo: Guía de los Países Bálticos - Riga y Estocolmo y recuerda que puedes ver todas las fotografías de cada una de las ciudades en su correspondiente galería fotográfica:

Galería fotográfica de Helsinki
Galería fotográfica de Tallin

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola me ha encantado tu informacion yo voy a tallin via estocolmo y tengo posibilidad de estar medio dia en helsinki u uno en tallin o dos dias en tallin y no parar en helsinki que es mejor? contando que voy con niños claro

photoviajeros dijo...

Hola Ignacio, en tu caso yo no dudaría y dedicaría los dos días a Tallin. Si intentas visitar ambas ciudades no conocerás bien ninguna de las dos, será una buena paliza de barco y te saldrá bastante más caro.
Además, a los niños les gustará mucho más Tallin.
Ya me contarás que has decidido al final. Un saludo!

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