En nuestro recorrido por las calles de la ciudad imperial de Viena, hoy nos detenemos en el palacio de verano que el príncipe Eugenio de Saboya mandó construir a las afueras de la Viena del siglo XVIII. Hoy en día el Palacio Belvedere está totalmente integrado en el entramado urbano, y alberga en sus dos palacios enfrentados entre los que se encuentra un enorme jardín francés, diversos museos y galerías de arte entre cuyas obras expuestas destaca sin lugar a dudas el famoso cuadro de Gustav Klimt "El beso".
Catedral de Stephansdom en Viena
Una torre con forma de aguja de 137 metros llamada Steffi se eleva en el mismísimo centro histórico de Viena, la Stephansplatz, señalizando perfectamente el lugar en el que se encuentra el edificio religioso más importante de la ciudad, la Catedral gótica de San Esteban o Stephansdom.
Monasterio de Armenteira
Desde la carretera que bordea la ría de Pontevedra en dirección a Sanxenxo, sale una pequeña carretera que nos regala unas magníficas vistas sobre toda la ría y sus poblaciones cercanas mientras vamos ascendiendo por las laderas del monte castrove en dirección a uno de los monasterios más importantes y mejor conservados de toda Galicia, el monasterio de Nuestra Señora de Armenteira.
Grabenstrasse, la calle comercial de Viena
Esta calle peatonal de unos 300 metros de largo es una de las principales áreas comerciales de Viena, y es que su situación en el centro de la ciudad junto a la catedral y el estar rodeada por varias tiendas de las marcas más exclusivas, las fachadas de sus edificios, y monumentos como la columna de la peste, convierten a esta calle en un lugar de paso imprescindible durante nuestra visita a la ciudad imperial.
Biblioteca Nacional de Austria
Esta biblioteca barroca construida bajo el mandato de Carlos VI en un ala del Palacio Imperial de Hofburg para ser utilizada como biblioteca de la corte, pronto comenzó su labor de atesorar sus más de dos millones y medio de libros, entre los que cabría destacar más de 40.000 manuscritos, 35.000 partituras o los 8.000 incunables, dónde sin duda alguna destaca una joya como La Biblia de Gutemberg.