Diario de un viaje a China: visita a los Guerreros de Terracota ~ PhotoViajeros - Los relatos de mis Viajes, Rutas y Escapadas

Diario de un viaje a China: visita a los Guerreros de Terracota

¿Quién no ha oído hablar alguna vez de los Guerreros de Xi'an? Uno de los motivos por los que mucha gente viaja hasta China es para comprobar "in situ" si realmente este famoso yacimiento con sus más de 7000 estatuas de terracota a tamaño real merece ser considerado como uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del mundo.
La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987, y nosotros no íbamos a dejar pasar la oportunidad de mirar a la cara a este inmenso ejército que ha permanecido enterrado durante más de 2000 años ante la tumba del primer emperador que logró unificar el vasto imperio Chino: Qin Shi Huang.

Guerreros de Terracota

La planificación de nuestro séptimo día en China nos llevaría a visitar los Guerreros de Terracota por la mañana, el bazar y la Mezquita del Barrio Musulmán por la tarde y a dar un paseo nocturno sobre la muralla que rodea la ciudad para poner un punto y final a esta etapa de nuestro viaje...


El día comenzó de la misma manera que el anterior. Desayunamos temprano y cogimos dos taxis hasta la estación de trenes de Xi'an, dónde no tardamos mucho tiempo en encontrar el autobús nº5 (306) que sale del mismo lugar que el que cogimos el día anterior para visitar la Montaña sagrada de Huashan, la plaza situada a la derecha de la entrada a la estación.

Cuesta 7 yuanes (algo menos de 1€) por trayecto y tarda aproximadamente una hora. Aunque hace varias paradas, hay que bajarse en la última, que está situada junto a las taquillas del enorme complejo de tiendas y restaurantes que han montado de camino a los pabellones donde están situados los Guerreros.

El precio de la entrada es de 150 yuanes (18€ aprox.) o 75 yuanes (9€ aprox.) para los poseedores de un carné de estudiante, tarjeta ISIC...

No tuvimos que hacer mucha cola para conseguir las entradas, así que felices y nerviosos por llegar cuanto antes a los pabellones en los que se exhiben las estatuas comenzamos a caminar por una calle peatonal plagada a ambos lados de tiendas de recuerdos dónde venden réplicas de los guerreros en todos los tamaños y formatos imaginables, pero no sería hasta la salida cuando visitaríamos algunas de estas tiendas.

A pesar de ser las 10:30 de la mañana el sol aprieta con fuerza mientras nos acercamos a la puerta dónde se validan las entradas, pero tras pasar los tornos de seguridad todavía hay que cruzar un parque y una amplia plaza antes de adentrarnos en el pabellón 1, el más grande y conocido de todos.
Hay que ir mentalizado de que esto es China, que es uno de los monumentos más visitados del mundo y que conseguir un sitio en primera fila para contemplar la imponente formación de guerreros desde este lugar cuesta tiempo, codazos y echarle morro.

Guerreros de Terracota

Los chinos son maestros del regate y aprovechan cualquier resquicio para colocarse en primera fila sin esperar pacientemente como el resto de turistas. Lo bueno es que como son bajitos, una segunda fila es igualmente perfecta para contemplar con detalle los centenares de figuras de terracota que aguardan en formación defensiva a ser inmortalizadas desde todos los ángulos posibles por las hordas de turistas que se agolpan junto a las vallas protectoras.

Guerreros de Terracota

Existen miles de libros, enciclopedias y páginas web en las que se puede ahondar en el origen de este ejército petrificado, así que os haré un pequeño resumen para aquellos que no conozcáis mucho sobre el origen de los Guerreros de Terracota.

Corría el año 247 antes de Cristo cuando el rey del estado chino de Qin llamado Qin Shi Huang comenzó la conquista de los 7 reinos vecinos.
En menos de 40 años logró la unificación de todos los reinos y se autoproclamó primer emperador de la dinastía Qin, que posteriormente acabaría dando nombre al país.
Durante su mandato se unificó la escritura, la moneda, o la administración, pero sin duda alguna, la obra más característica de su reinado fue la construcción de buena parte de la famosa Muralla China, cuyo principal objetivo era frenar el ataque de las tribus nómadas y consolidar el imperio recién creado.

Quizá inspirado en los grandes faraones egipcios, ordenó construir un mausoleo que se convertiría en su morada eterna, pero largos años de batallas le habían forjado no pocos enemigos, por lo que puso a trabajar a más de 700.000 artesanos en la construcción de un ejército de terracota que lo protegiese durante toda la eternidad.

Guerreros de Terracota

Con el paso del tiempo cualquier historia que se contaba respecto al mausoleo parecía más cercana a la leyenda que a la realidad, y relatos como el del historiador chino Sima Qian (145-93 aC.) contribuían a incrementar el interés por la tumba de Qin Shi Huang.
En sus escritos describía suntuosos palacios repletos de oro, plata, piedras preciosas y vasijas, estancias decoradas con pinturas en las que se representaba la tierra con árboles grabados en jade y el cielo con perlas que reproducían las constelaciones.
Ríos subterráneos de mercurio representaban a los ríos Amarillo y Yangtzé proporcionando una seguridad extra a los diversos mecanismos de defensa instalados por los artesanos que construyeron el mausoleo y al ejército de 7000 figuras de guerreros y caballos de terracota que habrían de vigilar y proteger eternamente la tumba de su emperador.

Durante siglos no hubo el menor rastro de aquella enigmática construcción, pero un día de 1974, unos agricultores que realizaban unas obras de excavación para un pozo a 33 kilómetros al este de Xi'an descubrieron uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de todo el mundo.

En este vídeo se puede ver el lugar en el que se estaba realizando la excavación para el pozo y una vista general de todo el yacimiento:


Mientras íbamos dando la vuelta a este pabellón principal pudimos comprobar como los grupos de turistas mayoritarios eran los formados por españoles. Los guías contaban todo tipo de detalles sobre el emperador, los guerreros o la manera en que se descubrieron las estatuas, así que sus explicaciones nos vinieron muy bien para complementar lo que habíamos leído en la Lonely Planet y enterarnos de algunas curiosidades de este espectacular yacimiento.

Así pudimos averiguar que se crearon varios tipos de cuerpos, cabezas y manos que se ensamblaban formando un número muy elevado de combinaciones posibles, pero además unos portaban arcos, otros lanzas, había soldados a caballo... por lo que la sensación es de que cada figura es única y totalmente diferente a las demás.

Guerreros de Terracota

Fijándonos con detalle podemos ver distintos tipos de peinados, rasgos faciales de las diversas tribus, uniformes diferentes según el rango del guerrero, personas jóvenes, otras más mayores, unos de pie (la mayoría), otros arrodillados...

Por lo que se ve, todas las estatuas que se pueden ver tanto en este hangar como en los otros que visitaremos a continuación solo representan el 20% del total descubierto y que poco a poco se va desenterrando.

Guerreros de Terracota

En la parte trasera se pueden contemplar los trabajos arqueológicos que permiten recuperar cada una de estas figuras de su largo letargo de más de 2000 años.

Guerreros de Terracota

Guerreros de Terracota

Guerreros de Terracota

Estas figuras hechas a base de barro cocido (terracota) estaban pintadas con vivos colores que, paradójicamente, han sobrevivido durante milenios gracias a que estaban enterradas, pero sin embargo, a las cinco horas de exponerlas al aire pierden totalmente su pigmentación, por lo que los trabajos para seguir desenterrando nuevos guerreros se ha pospuesto hasta que encuentren una técnica que les permita conservar estos colores.


Tras una hora recorriendo este hangar principal salimos al infierno exterior. Parecía que las suelas de las zapatillas se iban a fundir con las baldosas de la plaza cuando cruzamos para aprovisionarnos de agua antes de seguir con la visita al resto de pabellones.

En el mismo puesto dónde compramos el agua descubrimos unos polos de melocotón que estaban buenísimos y refrescantes, por lo que este mismo día compramos al menos otros dos más para saciar la sed y mitigar en parte el intenso calor.

Después de atravesar de nuevo la plaza entramos en otro de los pabellones, más pequeño que el principal pero muy interesante.

Guerreros de Terracota

Aquí se pueden ver los fosos en los que estaban repartidos los guerreros, el recubrimiento de los corredores y numerosas estatuas reconstruidas y en muy buen estado de conservación.

Guerreros de Terracota

Guerreros de Terracota

Por último visitamos el museo, dónde hay vídeos explicativos de cómo era el mausoleo o de cómo se encontraron los guerreros, pero sin duda lo más espectacular son los guerreros que se exponen aquí, ente los que destacaría un carruaje tirado por cuatro caballos y algunas figuras que conservan bastante bien toda su pigmentación original.

Antes de dar por concluida la visita después de unas intensas 3 horas inmersos en la leyenda de los guerreros de Xi'an, nos acercamos de nuevo al hangar principal para intentar sacarnos la foto típica con todo el ejército detrás pensando que habría menos gente al ser la hora de la comida, pero al entrar vimos que aquello seguía igual de abarrotado que por la mañana, así que nos armamos de paciencia, preparamos los codos y conseguimos hacernos un hueco en primera fila por el que fuimos desfilando todos los miembros del grupo para inmortalizar nuestro paso por el yacimiento de los Guerreros de Terracota.

Guerreros de Terracota

De camino al lugar dónde se coge el autobús que te devuelve a la estación de trenes de Xi'an entramos en varias tiendas buscando un guerrero de terracota que nos sirviese para recordar nuestro paso por este lugar, pero después de darle muchas vueltas fui el único que se decidió a pagar 20 yuanes (2,5€) por una figura de 10 centímetros. Estoy convencido de que me timaron porque esa misma tarde los encontré más baratos en el zoco del barrio musulmán de Xi'an, pero por 2,5€ tengo el recuerdo de un guerrero comprado al lado de los auténticos y genuinos Guerreros de Terracota.

El trayecto de vuelta en autobús hasta Xi'an no es muy interesante, así que la mayoría aprovechamos para dar una cabezada de una hora.
Desde la estación de trenes nos fuimos directamente en taxi hasta la torre del tambor, por donde nos adentramos en el barrio musulmán en busca de un lugar dónde comer.
Tras llenar el estómago salimos a la calle, dónde un grupo de trabajadores se estaban pegando una siesta de campeonato, y es que esta buena costumbre no es sólo algo "typical spanish".

Barrio musulmán de Xi'an

A esta hora se puede pasear con menos agobio de gente que por la noche, aunque también el calor es más intenso. Mientras caminábamos por la calle Beiyuanmen a la altura del número 144 entramos a visitar la casa de la familia Gao, una casa tradicional de Xi'an que está muy bien conservada pero que no nos llamó mucho la atención después de todas las casas similares que habíamos visto días antes en Pingyao.
El precio de la entrada es de 15 yuanes (2€ aprox.).

Seguimos callejeando por zonas que no habíamos descubierto durante las dos incursiones anteriores por el barrio musulmán, así que descubrimos nuevas calles plagadas de puestos de comida...

Barrio musulmán de Xi'an

...y una larga zona peatonal similar a los típicos zocos musulmanes en la que nos entretuvimos rebuscando entre los centenares de artículos que se venden en cada una de las abarrotadas tiendas situadas a ambos lados de la calle.

Barrio musulmán de Xi'an

En este recorrido sin rumbo por el bazar acabamos llegando a la entrada de la Mezquita de Xi'an.
Habíamos leído de todo sobre si era interesante o no la visita a la mezquita, así que preguntamos a un par de grupos de españoles que salían de visitarla y cada uno nos dio una opinión distinta, así que estábamos como al principio.

Al final decidimos dividirnos en dos grupos, unos seguirían visitando el bazar y otros entraríamos a la mezquita.

La entrada son 25 yuanes (3€) o 12 yuanes (1,50€) si enseñáis el carné de estudiante.

Barrio musulmán de Xi'an

Estuvimos paseando por sus jardines durante media hora aproximadamente...

Barrio musulmán de Xi'an

...contemplando edificios tan parecidos a los de otros templos budistas y taoístas que no éramos capaces de encontrar grandes diferencias entre ellos.
Menos mal que de vez en cuando nos cruzábamos con algún chino-musulmán ataviado con las vestimentas típicas que nos hacía recordar que estábamos en una mezquita musulmana en pleno corazón de Xi'an.

Barrio musulmán de Xi'an

No es muy grande y se puede recorrer en poco tiempo, así que como la entrada tampoco es que sea muy cara, creo que es una visita interesante, para mi gusto, mejor que la que hicimos a primera hora de la tarde a la casa de la familia Gao.

Barrio musulmán de Xi'an

Además, podéis hacer como Jesús y yo, convertiros en un par de intelectuales que tratan de descifrar los textos escritos en una de las columnas de madera del templo...jeje

Barrio musulmán de Xi'an

Al salir de la mezquita nos unimos al resto del grupo y continuamos paseando y visitando tiendas por todo el zoco mientras poco a poco nos dirigíamos hacia las calles principales que rodeaban el barrio musulmán camino del hotel.

Aprovechamos para descansar un rato en el hotel mientras hacíamos tiempo a que anocheciese, y a eso de las 20:00 de la tarde nos fuimos caminando durante unos 20 o 30 minutos hasta la puerta sur de la muralla, dónde compramos las entradas que permiten subir y pasear por la misma hasta las 22:00 de la noche.

El precio de la entrada es de 40 yuanes (5€) y una vez arriba existe la posibilidad de alquilar una bicicleta y dar una vuelta completa a la muralla o hacer el tramo que nos apetezca sobre dos ruedas, pero al final optamos por dar un paseo andando porque nos pedían otros 40 yuanes por bicicleta.

Muralla de Xi'an

La verdad es que el paseo nocturno por la muralla es muy agradable, sin gente, sin calor y sin un tórrido sol que te quema la piel y derrite las suelas en cuestión de minutos.
Parece mentira, pero es como si en la muralla hubiese algún tipo de insonorización que hace que el ruido del intenso tráfico que circula a escasos metros por ambos lados evitase interrumpir la melodía que suena de fondo a lo largo de todo el recorrido.


La única iluminación la proporcionan los farolillos rojos situados a un lado de la muralla...

Muralla de Xi'an

... y el reflejo de las farolas y edificios cercanos...

Muralla de Xi'an

...así que cuando nos asomábamos hacia las calles aledañas podíamos contemplar multitud de edificios iluminados y adornados con esos neones que tanto gustan por estas tierras.

Muralla de Xi'an

El tiempo pasó volando mientras paseábamos comentando cosas del viaje, de lo privilegiados que nos sentíamos al haber podido contemplar los guerreros por la mañana y estar paseando por la muralla de Xi'an, la antigua capital China, durante la noche, de todo lo que habíamos visto y vivido en esta primera semana y todo lo que nos quedaba por delante en los 15 días de viaje restantes.

Al final tuvimos que volver caminando deprisa porque ya habían dado las 22:00 y estábamos convencidos de que iban a cerrar la puerta y nos iba a tocar pasar la noche sobre la muralla.

Muralla de Xi'an

Nada más salir, una de las chicas del grupo llegó al límite de sus fuerzas porque llevaba 3 días con un sarpullido que le cubría más de media pierna y que le provocaba unos picores y dolores tremendos.

Localizamos una farmacia (que tenía el tamaño de un supermercado de barrio) y nada más enseñarle cómo tenía la pierna y hacerle el gesto de que le picaba un montón nos vendió unas pastillas y una crema que en un par de días hicieron su efecto haciendo que el sarpullido desapareciese y pudiese seguir disfrutando en condiciones del resto del viaje.

Tal era el nivel de cansancio y de dolor de pies que teníamos que la mitad del grupo decidió marcharse al hotel y dar por terminado el día, pero otros tres acabamos cenando en un restaurante italiano que tenía muy buena pinta pero que al final resultó ser algo bastante normalito.

De vuelta al hotel, quedamos en desayunar temprano al día siguiente para hacer el checkout y salir como muy tarde a las 9:30 hacia el aeropuerto, dónde tendríamos que coger un vuelo que habíamos comprado en Madrid rumbo a nuestro siguiente destino: Guilin.

Al día siguiente cambiaríamos la gran ciudad por los paisajes rurales de Guilin y Yangshuo, así que no tardamos mucho en sucumbir al sueño y el cansancio mientras nos imaginábamos caminando entre sus características montañas kársticas, navegando por sus ríos serpenteantes o contemplando las impresionante terrazas de arroz de Longsheng...


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