Diario de un viaje a China: Xi'an ~ PhotoViajeros - Los relatos de mis Viajes, Rutas y Escapadas

Diario de un viaje a China: Xi'an

Cuando llegamos a Xi'an después de viajar durante toda la noche en tren desde Pingyao, era demasiado temprano como para poder tener listas nuestras habitaciones, así que tras hacer el check-in en el hotel Days Inn City Centre Xian y dejar las mochilas en la consigna, nos fuimos en busca de un lugar dónde desayunar y empezar a planificar un día en el que acabaríamos visitando la Torre de la Campana, la Torre del Tambor, la Gran pagoda del Ganso Salvaje y cerrando el día entre los animados puestos y locales del mercado situado en el Barrio Musulmán...

Xi'an

Sigue leyendo para continuar con el relato completo del quinto día de viaje a China.


La mayoría de locales estaban todavía cerrados a pesar de ir caminando por una de las avenidas principales de Xi'an, aunque la verdad es que casi todos los negocios que nos encontramos eran grandes superficies comerciales o edificios de oficinas.

No imaginábamos que Xi'an fuese una ciudad tan grande, con avenidas de 4 o 5 carriles por sentido, enormes edificios, algún rascacielos y un tráfico que no tenía nada que envidiar al de Pekín.

Si a la mala noche que habíamos pasado en el tren le sumamos el calor, la humedad y el cambio que supone pasar de un pueblo como Pingyao a una mega ciudad amurallada como ésta, nuestra primera impresión de la ciudad no fue muy buena, pero cuando descubrimos en mitad de una rotonda una torre de varias plantas con arquitectura "típicamente china", empezamos a cambiar de opinión.

Torre de la campana Xi'an

Era la Torre de la Campana, pero antes de visitarla entramos en un Starbucks situado justo enfrente para desayunar y librarnos del intenso calor que había fuera a estas tempranas horas de la mañana. La diferencia de temperatura entre el interior y la calle sería de unos 20 grados y probablemente me esté quedando corto, pero no os podéis hacer una idea de lo que lo agradecimos...

Con un café que nos devolvió en parte las energías perdidas, el aire acondicionado y un mapa de la ciudad en el que conseguimos marcar los principales puntos de interés gracias a la ayuda del personal que nos atendió en el Starbucks salimos de nuevo a la calle para empezar a descubrir dos de sus principales monumentos, las torres de la Campana y el Tambor.

Compramos la entrada conjunta que permite visitar ambas torres y que cuesta 40 yuanes (unos 5 euros) y empezamos por la Torre del Tambor, situada a la entrada del Barrio Musulmán.
Tras subir los escalones que nos separan de la entrada al edificio, nos damos una vuelta para contemplar la plaza ajardinada que separa esta torre de la cercana Torre de la Campana.

Torre del tambor Xi'an

Justo al otro lado se encuentra la oficina de información, a la que acudimos en varias ocasiones para pedir información sobre autobuses, horarios de monumentos...

Torre del tambor Xi'an

...y bajo la fachada de todo el edificio una serie de tambores adornan el exterior, destacando uno de grandes dimensiones que podemos tocar previo pago de unos 10 yuanes.

Torre del tambor Xi'an

Una vez visto el exterior y los alrededores de la torre desde esta terraza-mirador elevada, entramos para ver un pequeño museo dedicado al tambor, pero lo que más nos gustó fue una exhibición de percusión que pudimos contemplar sentados y que dura unos 20 minutos.

Torre del tambor Xi'an

Esta es una de las actuaciones que vimos, dónde un grupo de chavales hace retumbar todo el edificio mientras tocan distintos tambores y unas luces estroboscópicas tratan de dejarles ciegos.


Tras este mini concierto de percusión que a mí me recordó a marchas militares, abandonamos este lugar para dirigirnos a la primera torre que vimos por la mañana, la Torre de la Campana.

Para llegar hasta ella hay que bajar a cualquiera de los gigantescos pasillos que cruzan bajo la rotonda y buscar una puerta situada en el centro de todo este complejo subterráneo y que indica la entrada a la torre. Es una zona muy concurrida porque además se comunica con el metro y hay unas cuantas tiendas y locales de comida.

Tras sellarnos la misma entrada que utilizamos en la otra torre, subimos otros dos tramos de escalera y por fin accedemos al interior de uno de los símbolos de Xi'an, la Torre de la Campana.

Marca el centro geográfico de la ciudad, ya que desde aquí parten las cuatro arterias principales (Xi Dajie, Dong Dajie, Nan Dajie y Bei Dajie), o lo que es lo mismo, las calles del Norte, Sur, Este y Oeste, que conectan este lugar con cada una de las cuatro puertas principales de su imponente muralla de la dinastía Ming.

Torre de la campana Xi'an

Se construyó a finales del siglo XIV y fue utilizada para avisar de ataques enemigos o marcar las horas de algunas de las actividades cotidianas de la ciudad, como por ejemplo la apertura de las puertas de la muralla.

Tras una breve visita a la exposición de campanas que hay en su interior, nos sentamos en el suelo para asistir a una actuación con diversos tipos de campanas y otros instrumentos, aunque a ninguno nos gustó demasiado.

Cuando terminó dimos un paseo por la terraza exterior, desde dónde se pueden ver algunas de las puertas de la muralla o la Torre del tambor que acabábamos de visitar.

Torre de la campana Xi'an

En una de las esquinas de la terraza nos encontramos con una campana de grandes dimensiones que ocupa el mismo lugar en el que antiguamente se ubicaba la campana original de la torre, perteneciente a la dinastía Tang y conocida como campana Jingyung, mucho más grande y pesada que la que se puede ver en la actualidad.

Torre de la campana Xi'an

Cuando salimos nos acercamos a la oficina de turismo para informarnos de qué autobuses teníamos que coger para ir a la montaña sagrada de Huashan al día siguiente y cuál era la mejor manera de llegar hasta los Guerreros de Terracota por nuestra cuenta.

Tras darnos los números de los autobuses y el lugar de dónde salían e intentar encasquetarnos una excursión a cada uno de los lugares preguntados, nos fuimos caminando hasta el hotel para recoger nuestras mochilas y subir a las habitaciones.

Este es otro de los hoteles que llevábamos sacados desde España. Nos costó 36€ la noche cada habitación doble (enormes por cierto) y con el desayuno incluido.

Aprovechamos para deshacer las mochilas, ducharnos y descansar un poco, pero un par de horas después ya estábamos de nuevo en marcha buscando un lugar dónde comer a eso de las 15:00.

Unos optamos por comer en un Pizza Hut y otros en un KFK, pero es que el cuerpo nos pedía comida basura para seguir recuperando energía a base de hamburguesas, pizzas y coca-colas.

Tras la comida, uno de los miembros del grupo tuvo que hacer una carrera contrarreloj hasta el hotel para liberar su estómago de los restos del picante que le echan a todo, así que ojito al pedir la típica hamburguesa o una pizza cualquiera porque siempre, siempre, siempre hay que pedirles la "not spicy" para que te sirvan la que menos pica, porque creedme, la inmensa mayoría de la comida pica aunque solo sea un poquito.

Después de mirar algunas tiendas mientras esperábamos, cogimos dos taxis que por tan sólo 13 yuanes cada uno (1,6€ aproximadamente) nos llevaron hasta la puerta de la Gran pagoda del Ganso Salvaje.

Está situada al sur de la ciudad y fuera de la muralla. Es posible llegar en metro o autobús aunque no te dejaban excesivamente cerca, pero como no me cansaré de repetir, si no tenéis la opción de coger el transporte público o directamente preferís la comodidad del taxi, no os preocupéis por el precio porque es realmente barato.

En este caso en particular, recorrimos 6,7 kilómetros desde las inmediaciones de la Torre de la Campana hasta la entrada de la pagoda por menos de 2€, es decir, que cada uno de los tres pasajeros que viajábamos en cada taxi pagamos algo más de 0,50€.

Los dos taxis llegaron casi a la vez y nos dejaron en el mismo sitio, así que en cuanto los 6 miembros del grupo estuvimos reunidos de nuevo empezamos a caminar junto al gigantesco estanque con fuentes situado a espaldas de la Gran pagoda del Ganso Salvaje.


Varios policías vigilaban que nadie se apoyase en los laterales del estanque, así que en varias ocasiones nos echaron la bronca por poner un pie sobre el mármol mientras hacíamos fotografías.
La verdad es que es un poco estresante, ya que cada dos por tres cualquier turista extranjero o local se apoyaba en el lateral del estanque y algún policía aparecía de la nada para llamar la atención a gritos o haciendo sonar estrepitosamente su silbato. En una ocasión vimos a uno que se cruzó de un lado a otro tocando el silbato como un loco porque un niño estaba sentado y jugando con el agua. ¡Así no hay quien se relaje en este parque!

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

En la parte más alta del estanque hay una pasarela desde la que pudimos ver de cerca un muro con relieves...

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

... y contemplar desde arriba la fuente musical más grande de Asia.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Nosotros teníamos pensado quedarnos para ver el espectáculo de luz, agua y sonido que dura unos 30 minutos, pero al ser entre semana teníamos que esperar hasta las 21:00, así que optamos por seguir hacia la gran pagoda para visitarla.
Si os interesa ver la fuente musical en funcionamiento, estos son los horarios:

De lunes a viernes: a las 12:00 y las 21:00
Sábados, domingos y festivos: a las 12:00,14:00,16:00,18:00 y 21:00

Un segundo muro con relieves nos conduce hacia uno de los laterales del Templo de la gracia maternal (Da Ci'en), en cuyo recinto está situada la pagoda.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

En este tramo de calle peatonal podemos encontrar un gran número de puestos dónde comprar todo tipo de recuerdos de la ciudad y como no podía ser de otra forma, de sus famosos Guerreros de Terracota.
Es una zona muy concurrida por los propios habitantes de Xi'an, que pasan el tiempo leyendo el periódico, tomando el sol o viendo como los más pequeños juegan y se divierten en los parques.

Después de ojear algunos de estos puestos y comprar los primeros recuerdos de este viaje a China llegamos a las taquillas del Templo Da Ci'en, dónde sacamos las entradas por 30 yuanes (4€ aproximadamente). De nuevo el carnet de estudiante nos hizo ahorrar 20 yuanes y no pagar el precio normal de la entrada que es de 50 yuanes.

Podéis encontrar más información de los precios y horarios actualizados tanto del Templo de la gracia maternal como de la fuente musical en: www.travelchinaguide.com

Nada más entrar pudimos comprobar como la luz del atardecer bañaba todo el patio del templo y la fachada de la Gran Pagoda con una cálida luz anaranjada que hacía de este lugar un remanso de tranquilidad en mitad de una gran ciudad como Xi'an.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Nos cruzamos con varios monjes budistas que caminaban entre los turistas en dirección a unos pabellones laterales a los que no estaba permitido el acceso...

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

... así que optamos por dirigirnos al pabellón central subiendo por esta escalinata de mármol que destaca por tener tallada toda la zona central con motivos florales.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

En lo alto de la escalinata y ocupando la parte central y más importante del templo nos encontramos con el pabellón que alberga la espectacular estatua dorada de Buda.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Después de pasear por los patios y jardines del templo, seguimos caminando hacia los jardines situados alrededor de la Gran Pagoda del Ganso Salvaje...

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

...dónde nos sentamos a descansar en este templete que encontramos en mitad de los jardines.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Mientras contemplábamos la estructura de la pagoda, una chica china nos saludó con un efusivo ¡Hola!, así que nos quedamos un poco a cuadros cuando empezó a charlar con nosotros en un castellano-andaluz más que aceptable.
Nos contó que llevaba unos meses estudiando en Málaga y que estaba aprovechando las vacaciones de verano para visitar a la familia aquí en China. Sus padres, que estaban visitando el templo junto a ella, sonreían orgullosos al comprobar que su hija estaba aprovechando el tiempo y el dinero en una lejana ciudad del sur de España.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Media hora después abandonamos estos idílicos jardines y nos acercamos a la Gran Pagoda del Ganso Salvaje, un edificio escalonado de 7 pisos y 64 metros de altura que se construyó durante la dinastía Tang en el año 648 para albergar unos manuscritos budistas llamados sutras que el monje Xuan Zang trajo de un viaje a la India.
Desde ese momento, un grupo de monjes del templo se dedicaron a traducir todo tipo de textos y manuscritos budistas convirtiéndolo en el centro de traducción de textos budistas más importante del país.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Cuando terminamos de ver esta zona del templo, volvimos hacia la puerta y dimos por terminada la visita a la pagoda.
Nada más salir nos acercamos a una enorme plaza dónde muchos habitantes de Xi'an estaban volando cometas de todas las formas, colores y tamaños, y que además marca el comienzo de una de las principales avenidas del sur de la ciudad.

Gran pagoda del Ganso Salvaje Xi'an

Esta es una buena zona para ir de compras o buscar un lugar para comer, pero como nosotros no teníamos mucho tiempo y queríamos ver las torres de la campana y el tambor iluminadas, cogimos otros dos taxis en esta misma plaza con los que fuimos hasta la torre de la campana.
Como no éramos capaces de hacernos entender con el taxista ni en inglés ni por señas, acabamos enseñándole la entrada de ambas torres que habíamos sacado por la mañana, así que en cuanto le señalamos con el dedo el monumento más importante de la ciudad, puso en marcha el taxímetro y empezamos a recorrer las calles de Xi'an en dirección al centro en un trayecto que no duró más de 15 minutos.

Desde la Torre de la Campana nos dirigimos hacia la Torre del Tambor guiados por una marea humana que llevaba nuestra misma dirección: el mercado nocturno del Barrio Musulmán de Xi'an.

Es muy fácil localizarlo porque arranca desde la misma Torre del Tambor, pero por si acaso os dejo un mapa con el recorrido que nosotros hicimos y que os contaré a continuación:

Ver Mercado del Barrio Musulmán de Xi'an en un mapa más grande

Es una zona tremendamente concurrida tanto por turistas como por los propios habitantes de la ciudad que vienen hasta aquí a pasear, de compras o a comer en cualquiera de los cientos de locales de comida que encontramos a ambos lados de la calle.

Mercado del Barrio Musulmán de Xi'an

Es un lugar muy entretenido para pasear y descubrir en plena calle cómo se cocinan los noodles en unos woks gigantescos, como preparan las brochetas con algún tipo de carne o pescado inidentificables, o notar como ruge el estómago, unas veces de hambre al pasar junto a pastelerías y otras revuelto por los olores fuertes y desagradables que salen de algunos locales que no invitan precisamente a entrar y consumir nada de lo que están cocinando.
En esta calle de Bei Yuan Men los chinos de Xi'an, que no son nada horteras, han "adornado" los árboles con unas lianas luminosas en las que unos leds azules parecen simular gotas de lluvia. Entre esto, los carteles luminosos y las luces de neón de las tiendas y locales de comida, prácticamente no son necesarias las farolas para iluminar la calle.


Hay tiendas gigantes especializadas en un único producto, como por ejemplo una de golosinas que con sus puertas abiertas de par en par invitaba a entrar y probar todos y cada uno de los artículos que vendían. ¡Parece mentira que pueda haber tanta variedad de dulces y chucherías como para llenar un local del tamaño de un supermercado de barrio!

La mezcla de olores y la explosión de colores va in crescendo cuando abandonamos esta calle principal y nos adentramos por otra más estrecha en la que descubrimos a los Hui, el grupo étnico musulmán más numeroso del país que suma casi 10 millones de personas y que tiene aquí, en Xi'an, su comunidad más importante.
Puede parecer algo extraño que haya una comunidad musulmana tan importante en Xi'an, pero la explicación es bastante sencilla.
Sólo tenemos que remontarnos al siglo VII cuando Chang’an, el nombre por el que se conocía a la antigua ciudad de Xi’an, se convirtió en el punto de inicio o final, según se mire, de la Ruta de la Seda terrestre, una de las rutas comerciales más famosas y utilizadas de la historia.
Fue en esa época cuándo muchos de los comerciantes árabes que llegaban hasta aquí para descargar las caravanas de camellos cargadas de mercancías procedentes de Europa, India o Persia decidieron establecerse en la ciudad y comenzaron a construir sus viviendas y mezquitas.

También proliferaron los comercios que proveían de exóticos productos asiáticos a estas mismas caravanas que cruzaban la casi totalidad del mundo hasta entonces conocido para llevar a la nobleza del viejo continente todos esos productos tan exclusivos procedentes del lejano oriente.

Tras este inciso histórico volvemos al relato del viaje, y es que recuerdo que nos resultaba bastante curioso e incluso chocante ver chinos con largas barbas, vestidos con túnicas y el característico gorro de oración sobre sus cabezas, o en el caso de las mujeres, con un pañuelo que les cubría la cabeza y parte del rostro.

Mercado del Barrio Musulmán de Xi'an

En esta zona del mercado también pudimos comprobar cómo las calles toman la apariencia de un zoco árabe con grandes puestos de especias, marroquinería o hierbas medicinales, pero como os imaginaréis, en los locales de comida no podréis encontrar nada de alcohol o productos elaborados con cerdo.
Si cerramos los ojos y dejamos volar la imaginación hasta ubicarnos en este mismo lugar en pleno apogeo de la Ruta de la Seda, pronto nos vendrán a la mente imágenes y olores de la época de mayor esplendor de esta importante ciudad China que nos harán comprender el origen de la gran riqueza cultural y el mestizaje que podemos encontrar en cada rincón de Xi'an.

Mercado del Barrio Musulmán de Xi'an

En uno de estos herbolarios tradicionales chino-musulmanes entramos a preguntar por un remedio contra el estreñimiento, y es que, si la noche anterior un miembro del grupo había tenido problemas de incontinencia estomacal, otro de nosotros tenía el problema contrario.

De nuevo el idioma se empeñaba en convertirse en una barrera infranqueable, pero otra vez más, pudimos comprobar como la comunicación se abre paso de la manera más elemental: mediante el lenguaje de signos y la gesticulación.

Todavía recuerdo las risas que nos echamos con la escenificación del problema que le hizo Jesús al dependiente:

  1. Gesto de comer mucho llevándose las manos a la boca una y otra vez
  2. Ahora me acaricio el estómago en señal de que estoy bien lleno y saciado
  3. Posición de "me siento en el trono, aprieto pero la tortuguita no asoma la cabeza"
  4. Repetición del punto 3 en numerosas ocasiones mientras el resto del grupo, el dependiente y el propio Jesús nos descojonamos.
  5. Señalar con el dedo los miles de botes con hierbas que cubren el 100% de las paredes del local y a continuación repetir el punto 3.
  6. El dependiente entiende el problema, levanta el pulgar como diciendo "eh chicos, lo he pillado!" y nos llena una bolsita de plástico con una de las hierbas.
Si alguno sufre este problema estomacal que no dude en pasarse por uno de estos herbolarios, pues la infusión que preparamos con estas hierbas medicinales funcionó perfectamente y al día siguiente ya había conseguido hacer su efecto.

Después de pagar y despedirnos del simpático dependiente seguimos callejeando por el Barrio Musulmán en busca de algún local dónde cenar y que nos ofreciese unas mínimas garantías, pero como no lo encontramos, terminamos cenando en un gigantesco PizzaHut que nos encontramos al salir de este peculiar zoco chino-musulmán.

Nada más cenar emprendimos el camino de vuelta al hotel, pero al llegar a la altura de la Torre de la Campana el cansancio acumulado de la noche anterior y un día plagado de visitas nos estaba pasando factura y parecíamos zombis arrastrando las piernas por las calles de Xi'an, así que decidimos montar los 6 en un tuk-tuk de cuatro plazas.

A su conductor le debió hacer gracia meter a 6 extranjeros como sardinas a presión en su pequeño tuk-tuk, así que nos cobró un precio irrisorio por llevarnos hasta la puerta de nuestro hotel.
En cada curva creíamos que ese pequeño vehículo iba a volcar, y yo, que iba en uno de los laterales con medio cuerpo fuera veía pasar los coches a pocos centímetros cada vez que nuestro conductor kamikaze hacía una pirula o pegaba un volantazo para no acabar empotrados contra un coche o autobús.

El trayecto no duró más de 5 o 10 minutos, pero fue una experiencia que de nuevo nos hizo reír a carcajadas en más de una ocasión.
Después de ducharnos para quitarnos todo el sudor provocado por las altas temperaturas nos fuimos a dormir en unas camas que nos parecieron propias de un palacio comparadas con los rígidos e incómodos asientos del tren en el que pasamos la noche anterior.

El ritmo de viaje estaba siendo frenético, y es que cuándo todavía no llevábamos ni 24 horas en Xi'an estábamos a pocas horas de emprender una nueva aventura por nuestra cuenta yendo en transporte público hasta el Monte Hua, una de las cinco montañas sagradas del taoísmo en China y que estaba situada a 120 km. del lugar dónde íbamos a pasar la noche...


2 comentarios:

Qué bonito es viajar - Reflexiones y curiosidades sobre viajes y turismo dijo...

Me sorprendió muy positivamente Xian, sólo la conocía por los Guerreros de Xian, esa mezcla china-árabe me pareció muy interesante. Nosotros recorrimos la muralla de la ciudad en unas bicicletas alquiladas y fue muy divertido y con muy buenas vistas.
Enhorabuena por el blog y por este artículo. Saludos,

photoviajeros dijo...

Hola "Que bonito es viajar",
la verdad es que a mi me pasó exactamente lo mismo que a ti con esta ciudad. La conocía por sus famosos guerreros de Terracota y me acabó sorpendiendo por su muralla, la Gran Pagoda del Ganso Salvaje, el barrio musulmán, las torres del tambor y la campana...
Gracias por tu comentario!

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