Camino Inca día 3: la etapa inolvidable ~ PhotoViajeros - Los relatos de mis Viajes, Rutas y Escapadas

Camino Inca día 3: la etapa inolvidable

Llegamos al tercer día del trekking, considerado el más interesante y a la vez inolvidable de todo el Camino Inca.
A lo largo de los casi 7 kilómetros de recorrido se visitan numerosos sitios arqueológicos enclavados en lugares que parecen desafiar a la lógica humana, pero sobre todo, esta jornada se considera como la etapa inolvidable gracias a los diferentes tipos de paisajes y ecosistemas que se atraviesan, con dos pasos de montaña situados a más de 3600 metros, zonas de selva, un bosque húmedo y hasta un túnel excavado en la roca hace más de 500 años son a grandes rasgos los principales atractivos de esta tercera jornada del Camino Inca.

Camino Inca

A continuación podréis leer el resto del artículo, que en esta ocasión viene acompañado por más de 30 fotografías...


Presupuesto del día (precios verano de 2013):

  • Propina a los porteadores: 15 soles

Total presupuesto para 1 persona: 15 soles (4,20€ aproximadamente)
Tasa de cambio utilizada: 1€=3,6 soles

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No sé si sería por la falta de sueño del día anterior o por el cansancio acumulado en la etapa más dura del camino, pero la segunda noche pude dormir casi casi del tirón, excepto un par de veces que me levanté con frío por culpa de la maldita cremallera de mi saco de dormir, que seguía empeñada en hacerme pasar frío al bajarse cada dos por tres.

A las 6:30 de la mañana nos avisaron para que fuésemos preparándonos para desayunar y comenzar a caminar lo antes posible. A pesar de que mi tripa llevaba más de 24 horas estable, no arriesgué mucho con el desayuno y tampoco pude tomarme ningún te de coca, pero vamos, si había podido dormir tranquilamente a 3500 metros de altura, el miedo a que pudiese sufrir algún síntoma del mal de altura había desaparecido. Estaba 100% aclimatado.

Lleno de optimismo y con ganas de disfrutar en condiciones de las vistas que nos regalase el camino en esa tercera jornada, comenzamos a subir una tremenda cuesta que partía desde la mismísima entrada al campamento de Paqaymayu hasta el segundo paso de montaña del recorrido.
Al poco de comenzar el ascenso echamos un último vistazo al campamento en el que pasamos la segunda noche...

Camino Inca

...y a la sucesión de valles y sistemas montañosos que nos rodeaban por todas partes.

Camino Inca

Al poco de comenzar la caminata nos detenemos en las ruinas de Runkurakay, un puesto de observación que servía a la vez de tambo (lugar de descanso) y como torre de vigilancia para controlar a todo aquel que descendiese del paso de Warmiwañusca.
Tras una breve explicación por parte de nuestros guías y un paseo entre sus restos arqueológicos, varios miembros del grupo nos hicimos una foto en la que se puede ver al fondo el paso de la mujer muerta, desde dónde descendimos el día anterior.

Camino Inca

A medida que subimos y desde la distancia pudimos observar mucho mejor la forma semicircular de Runkurakay y su privilegiada ubicación.

Camino Inca

Unos metros después llegamos a unas lagunas andinas de aguas transparentes en las que nadaban algunos patos...

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...pero como ya faltaba poco para llegar al Abra de Runkurakay (3950 metros)...

Camino Inca

...continuamos hasta allí para disfrutar de un espectacular mirador natural.

Camino Inca

Las dos lagunas por las que acabábamos de pasar, los enormes nevados de más de 5000 metros de altura y parte del valle hacia el que nos dirigiríamos a continuación son sólo algunas de las maravillas que pudimos observar desde ese lugar.
Allí permanecimos casi 30 minutos contemplando el paisaje que nos rodeaba y divisando desde la distancia el camino que bajaba serpenteando desde el abra de Warmiwañusca hasta el campamento de Paqaymayu.

Camino Inca

Si hacemos un poco de zoom sobre la zona por la que baja el camino, éste se puede apreciar bastante bien, pero si no lográis seguirlo hasta la cima de la montaña, pulsad en la siguiente fotografía para que podáis ver el trazado del Camino Inca en su vertiginoso descenso desde el paso de la mujer muerta hasta el fondo del valle:

Camino Inca

Hacia el otro lado, un profundo valle cubierto por una espesa vegetación nos esperaba. El paisaje estaba a punto de cambiar, así que apuramos hasta el último segundo para disfrutar de las vistas y guardar esos paisajes en nuestra memoria para siempre.

Camino Inca

Antes de abandonar este lugar, tanto los guías como la mayoría de los miembros de nuestro grupo realizamos una ofrenda a los Apus (espíritus de la montaña) que consistió en una serie de reverencias con tres hojas de coca que posteriormente cubrimos con varias piedras que apilamos unas encima de otras.

Camino Inca

A partir de ese punto el camino fue mayoritariamente descendente, ya que poco a poco nos íbamos adentrando en un nuevo valle dónde la espesa vegetación era la protagonista.

Camino Inca

Camino Inca

A lo lejos comenzamos a divisar un nuevo complejo inca, mucho más grande y aparentemente más importante que el que visitamos al comenzar la caminata esa misma mañana.

Camino Inca

Poco después encontramos un cartel que desveló el nombre de esta ciudadela inca enclavada en lo alto de una cresta montañosa: habíamos llegado a las puertas de Sayaqmarka.

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Tal y como indicaba ese mismo cartel, más abajo y a la derecha se encuentran las ruinas de un pequeño puesto de control conocido con el nombre de Qonchamarka.

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Para acceder a las ruinas de Sayaqmarka dejamos las mochilas justo al inicio de la estrecha y empinada escalinata que da acceso a la ciudadela.
Éste era el único acceso a la ciudad, ya que el promontorio sobre el que está construida se encuentra rodeado de pronunciados acantilados que hacían de éste un auténtico fuerte casi inexpugnable.
Caminando entre sus ruinas pudimos apreciar dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas era una zona residencial con un buen número de edificios y almacenes, mientras que la otra parte albergaba un templo al sol y fuentes ceremoniales.
A pesar de su compleja ubicación, un sistema de canales y fuentes aseguraban el agua a todos sus habitantes.

Camino Inca

De nuevo los Incas habían logrado dejarnos con la boca abierta, y como de costumbre, el lugar elegido para erigir esta fortaleza no había sido elegido al azar. Sayaqmarka se encuentra en un lugar de transición donde el Camino Inca abandona las cumbres montañosas para adentrarse en la selva tropical, y desde allí, tenían estas espectaculares vistas al valle situado a los pies de la ciudadela.

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Después de bajar con mucho cuidado los 98 escalones de la escalinata de piedra situada al borde de la montaña, nos echamos las mochilas al hombro y continuamos caminando por un sendero que se adentraba cada vez más en el bosque nublado, dónde la humedad y los mosquitos nos acompañaron durante un buen rato.

Camino Inca

Pocos minutos después llegamos al campamento de Chaquicocha, dónde nuestros porteadores ya tenían todo preparado para recibirnos con una reconfortante comida en un lugar desde el que se podían ver tanto las ruinas de Sayaqmarka como el imponente Nevado de Salcantay.

Una hora más tarde volvimos al camino para afrontar los últimos 3 kilómetros de la jornada, no sin antes echar un último vistazo al campamento, la fortaleza de Sayaqmarka y la zona en la que se encontraba el Nevado de Salcantay, que poco a poco iba siendo engullido por una niebla que amenazaba con privarnos de los soberbios paisajes que se pueden contemplar en este tramo del trekking.

Camino Inca

No tardamos mucho en atravesar un rústico túnel excavado por los incas en la misma roca de la montaña...

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...mientras seguíamos alternando zonas de espesa selva subtropical con otras en las que sólo nos acompañaba una pared de roca a la derecha y un profundo acantilado a la izquierda.

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A falta de un kilómetro para llegar al campamento en el que pasaríamos la noche tuvimos que hacer una parada obligados por un nuevo mirador natural que nos regaló unas vistas como estas con el río Urubamba en lo más profundo del valle situado al fondo...

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...y el imponente pico del Salcantay, que seguía con su titánica lucha para deshacerse de las nubes que lo cubrían.

Camino Inca

Desde allí y tras una corta caminata de apenas 20 minutos en la que nos tuvimos que apartar varias veces para dejar paso a los porteadores de otros grupos...

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...llegamos al abra de Phuyupatamarka, dónde está situado el que yo considero como el mejor campamento de todo el camino, no tanto por sus instalaciones, sino por las vistas de las montañas que lo rodean...

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...y por ser el primer lugar desde el que se puede contemplar el viejo pico o Machu Picchu (abajo a la derecha en la siguiente foto), tras el que está situada la construcción inca más famosa y conocida de todo el mundo.

Camino Inca

Nada más llegar lo primero que hicimos fue tirar las mochilas en nuestras tiendas de campaña y salir corriendo cámara en mano a un promontorio rocoso desde dónde nos sentamos a ver el atardecer sobre el campamento con la ya inconfundible silueta de la montaña de Machu Picchu al fondo.

Camino Inca

A nuestros pies, las ruinas de la ciudad de las nubes (Phuyupatamarka) aguardaban nuestra visita...

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...pero de momento seguíamos embobados con el despliegue que la Pachamama había puesto delante de nuestros ojos. Algo simplemente increíble e hipnótico.

Camino Inca

La niebla amenazaba con cubrir el campamento, así que aprovechamos para ir a merendar antes de subir a otra colina más alta que la anterior desde la que nuestros guías auguraban un atardecer inolvidable.

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No tardamos mucho en merendar, por lo que apenas 30 minutos más tarde estábamos subiendo hasta ese lugar entre las nubes situado a tan solo una jornada de camino de la ciudadela de Machu Picchu.
No nos habían engañado. Desde allí, a 3620 metros de altura, logramos localizar un viejo compañero de viaje: el nevado de la Verónica, cuya cima situada a 5682 metros sobre el nivel del mar destacaba sobre el mar de nubes que parecía anclado a su base.
Ese fue el lugar y el momento elegido para hacernos una foto de grupo, a escasa distancia de nuestro objetivo y de fondo, una de las montañas que nos acompañó durante la primera etapa de este Camino Inca que ya estaba llegando a su fin.

Camino Inca

Percy, Marcia y Rober, nuestros tres guías, tampoco dejaron pasar la oportunidad de inmortalizar este momento con el atardecer sobre los Andes a su espalda. Les envidio porque son unos auténticos afortunados al poder contemplar estos paisajes y caminar por esos senderos varias veces al año.

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Cuando ya todos habían vuelto hacia el campamento, Jesús y yo permanecimos allí unos minutos más disfrutando de ese momento. Naturaleza en estado puro y unas montañas como jamás habíamos visto en nuestra vida estaban allí a nuestro alrededor desapareciendo poco a poco a medida que el sol se ponía en el horizonte tras las lejanas cadenas montañosas que podíamos ver hasta dónde alcanzaba la vista. Ese fue otro de esos momentos en los que dices: "sólo por esto ha merecido la pena llegar hasta aquí".

Camino Inca

Camino Inca

Pronto se fue el sol y todo se cubrió de oscuridad. Hicimos un poco de tiempo hasta que llegase la hora de la cena charlando en la carpa-comedor, donde entre otras cosas, creamos la expresión "ir a buscar cóndores" en referencia a la "excursión" que había que hacer por los alrededores del campamento para encontrar un poco de intimidad a la hora de eliminar los desechos que nuestro cuerpo ya no quiere.

Después de cenar nos reunimos con los guías y los porteadores para despedirnos de ellos y agradecerles su trabajo a lo largo de los 3 días que habíamos compartido.
Los porteadores fueron presentándose uno a uno y contándonos cuál había sido su función en el campamento. Después fue nuestro turno, aunque sólo tuvimos que decir nuestro nombre y el país del que veníamos.
Una vez terminada esta reunión, les entregamos un sobre en el que previamente cada uno metimos unos 15 soles a modo de agradecimiento para que lo repartiesen entre todos ellos.
Muchas veces las agencias abusan y pagan cantidades irrisorias a los porteadores, así que es costumbre entregarles esta especie de propina la última noche.
Nada más terminar nos fuimos directamente a dormir, ya que al día siguiente tocaba levantarnos a las 04:30 para salir antes del amanecer hacia nuestro objetivo final del Camino Inca: la gran ciudadela inca de Machu Picchu...


2 comentarios:

KALICHIN dijo...

Que emocionante relato, estoy siguiendo paso a paso letra por letra y soñando despierto, bién descrita tu aventura, e tenido la oportunidad de visitar Macchu picchu en cuatro oportunidades, pero no me e atrevido a hacer el Inca Trail, antes los porteadores recuerdo usaban todos sus vestimentas típicas de su comunidad, Gracias muy hermoso tu relato, Saludos

photoviajeros dijo...

Qué afortunado has sido de poder contemplar una maravilla como el Machu Picchu en cuatro ocasiones! Si hay una quinta ya sabes, no dejes de hacer el Inca Trail porque es una de las mejores experiencias y uno de esos recuerdos que quedan para siempre grabados en la memoria. Saludos!

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