Hablar del palacio de Schönbrunn es hacerlo de Viena, de Sissi emperatriz y remontarnos a la época dorada de la Austria imperial, cuando la familia real paseaba por sus jardines y gestionaba todos los asuntos de estado desde esta residencia veraniega conocida como el Versalles Vienés.
Para llegar hasta el Palacio de Schönbrunn, situado en lo que en su día fueran las afueras de Viena, lo más rápido es ir en la línea U4 del metro y bajarnos en la parada que lleva su nombre.
Si queremos ir en tranvía, podemos coger tanto la línea 10 como la 58 y bajarnos en la parada de Schönbrunn.
En autobús, cogemos la línea 10A o 63A hasta la parada de Schönbrunn.
Existen múltiples tipos de entrada que incluyen la visita a diversas estancias del palacio y los jardines que lo rodean tanto de manera conjunta como entradas individuales para cada uno de los lugares que se pueden visitar en todo el complejo del palacio.
Dependiendo del tiempo que le queráis dedicar a ver todo lo que nos puede ofrecer este palacio, tendréis que elegir entre un buen puñado de opciones, y si a esto le sumamos la posibilidad de sacar una entrada conjunta para visitar Schönbrunn y el céntrico palacio de Hofburg o incluso incluir el Palacio Belvedere, la variedad de entradas disponibles crece hasta casi la veintena.
En el siguiente enlace (en inglés) podéis ver los horarios de apertura y los precios de las entradas, que varían en función de las visitas incluidas:
http://www.schoenbrunn.at/en.html
En mi caso, elegí el "Classic Pass", que incluye todas las estancias del palacio, el Jardín del Príncipe Heredero, el Laberinto y la terraza panorámica situada en lo más alto de la Glorieta. Todo ello me costó 15€ (precios de verano de 2010).
Junto con la entrada nos incluyen gratuitamente una audioguía en español con la que descubrir multitud de detalles sobre las estancias, la vida de la corte o los múltiples acontecimientos que tuvieron lugar en este palacio durante la época de mayor esplendor del imperio austríaco.
Comenzamos la visita por las estancias de Francisco José y la emperatriz Isabel de Baviera, conocida popularmente como Sissí.
A continuación se visitan los suntuosos salones de estado dónde se celebraban las reuniones al más alto nivel o banquetes de alto postín, y para terminar, en el ala este del palacio se visitan algunas de las estancias más llamativas, como por ejemplo la sala de audiencias utilizada por el emperador Francisco Esteban y la emperatriz María Teresa, los salones Chinos o el salón del Desayuno.
En todas estas estancias no está permitido hacer fotografías, así que tendréis que viajar hasta allí para poder contemplar el interior del palacio.
Una vez terminada la visita al palacio, nos dirigimos al enorme recinto que lo rodea y que como comprobaremos está lleno de jardines, fuentes, estatuas y demás elementos ornamentales.
Comenzamos por los Jardines del Príncipe Heredero, situados junto al ala Este del palacio y protegidos por un seto de unos 3 metros de altura en el que se sitúan varias puertas de acceso. La entrada a estos jardines está situada junto al palacio.
Una vez que entramos en los jardines, podemos ver que lo que parecía un seto, en realidad es un túnel verde formado por un doble seto unido en su parte más alta que rodea todo este jardín. Un perfecto lugar dónde sentarse al fresco de este techado natural.
Si seguimos caminando hasta la zona más alejada del palacio, podemos subir a un mirador de metal que la verdad desentona un poco, pero que nos permite contemplar unas excelentes vistas sobre los Jardines del Príncipe Heredero y parte de la fachada del palacio.
Para terminar, caminamos entre la zona de árboles frutales y otros árboles decorativos situados cerca del palacio mientras nos dirigimos a la salida para seguir visitando el resto de jardines.
Nada más salir, nos encontramos con una enorme explanada de tierra junto a la fachada principal dónde se encuentra una escalera que nos regala una vista general sobre los inmensos jardines del palacio con el singular edificio de La Gloriette situado al fondo sobre una colina.
Al no disponer de mucho tiempo, mi visita se centró básicamente en esta gran avenida ajardinada que conduce directamente a La Gloriette pasando antes por la majestuosa fuente de Neptuno, situada más o menos a medio camino.
Los jardines adornados con flores que nos encontramos en cualquier rincón o la estampa que podemos contemplar Si volvemos la vista hacia el palacio, nos dan algunas pistas de por qué a este lugar se le conoce como el Versalles Vienés.
Otra de las zonas a las que podemos acceder con el "Classic Pass" es una zona con varios Laberintos naturales de distinta dificultad. Sin duda, el mayor de ellos es el más complicado de resolver, ya que tendremos que llegar hasta el centro del mismo y tocar una campana para luego dirigirnos hacia la salida.
Desde el centro del laberinto, situado en una plataforma elevada, podemos ver tanto este como los otros laberintos menores.
A la salida de los laberintos echamos de nuevo un vistazo hacia el palacio, del que poco a poco nos vamos alejando.
Mas o menos a mitad de camino según vamos hacia La Gloriette se encuentra una enorme fuente monumental dedicada a Neptuno que fue construida en 1780.
Si la bordeamos y empezamos a subir la cuesta, podemos observar casi toda la gran avenida central de los jardines de palacio.
Tras una subida que puede resultar un poco dura si la hacemos bajo el tórrido sol de mediodía en verano, llegamos hasta el estanque situado a los pies de La Gloriette, uno de los últimos edificios construidos en el complejo.
Aquí encontramos mucha gente que aprovecha para descansar y disfrutar de las vistas desde alguno de los bancos o incluso tumbados en las praderas de césped.
Para rizar el rizo, podemos subir hasta una terraza-mirador situada en lo alto de La Gloriette, desde dónde las vistas sobre la ciudad, el lejano palacio y sus jardines nos permiten hacernos una mejor idea de la magnitud de este recinto.
Tras pasar más de 2 horas visitando todo el complejo del palacio y jardines de Schönbrunn, la tarde va cayendo sobre la ciudad de Viena y el sol comienza a dar signos de que el día se acaba, así que nos dirigimos hacia la salida no sin antes echar un último vistazo a unos jardines prácticamente vacíos y bañados por la luz dorada del atardecer.
Contando con el tiempo suficiente, a todo este complejo habría que dedicarle un día completo, ya que a nosotros nos quedó por ver más de 60% de los jardines y algunos lugares como la casa de las palmeras, un invernadero tropical cuyo edificio es una maravilla, las Ruinas Romanas, el Museo de Carruajes, el teatro de marionetas o el Tiergarten, el parque zoológico más antiguo del mundo.
Para terminar os dejo con la fachada del palacio que da hacia la calle, quizá menos conocida que la fachada de los jardines pero igualmente majestuosa.
Todo este complejo que aglutina el palacio barroco, los jardines y el zoológico, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.
2 comentarios:
Buenas fotos como siempre. Lo he visitado también pero curiosamente no dejó gran huella en mi.
Feliz domingo
A mi lo que más me gustó fueron los jardines, y la verdad es que me hubiese gustado poder disponer de más tiempo para perderme por sus mil y un rincones y no haberme centrado tan solo en la avenida central.
Un saludo!
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