Durante el Imperio Romano, Éfeso fue un importante centro religioso, cultural y comercial que la convirtió en una de las cuatro ciudades más importantes del imperio, una urbe legendaria por la que han pasado personajes históricos de la talla de Heráclito, Alejandro Magno, Cleopatra, Marco Antonio, el emperador César Augusto, la Virgen María o los Apóstoles Juan y Pablo.
Caminar entre las ruinas grecorromanas de Éfeso es hacerlo por un inmenso museo al aire libre que nos transporta en el tiempo hasta un lugar que ha sido testigo a lo largo de la historia de las más cruentas guerras y disputas debido a su estratégica situación y su importante puerto marítimo, un puerto que supuso el inicio del fin de Éfeso cuando en el siglo V el mar comenzó a retroceder por culpa de la erosión y la sedimentación alejando a la ciudad de la línea de costa y dejando inservible el que durante siglos había sido el motor económico de la ciudad.
Lo primero de todo y para que os hagáis una idea de cómo era esta ciudad en su época de mayor esplendor es echarle un vistazo al siguiente plano en el que se puede ver una reconstrucción del aspecto de Éfeso durante los primeros siglos de nuestra era, cuando albergaba más de 200.000 habitantes .
Podéis verlo más grande y descargarlo a su tamaño original pulsando sobre la imagen.
Fuente: www.culturaltravelguide.com
A continuación os dejo un plano creado por mí basado en otro que vi en www.culturaltravelguide.com en el que podéis situar cada uno de los principales restos arqueológicos que veremos a continuación.
A lo largo del artículo os pondré el número correspondiente de este plano junto a cada uno de los principales puntos de interés para que los podáis situar fácilmente.
Al igual que sucedía con la imagen anterior, podéis ver y descargar el plano a su tamaño original pulsando sobre la siguiente imagen.
Para no estar muy lejos de Éfeso, nosotros optamos por alojarnos en la localidad más próxima a las ruinas: Selçuk. Concretamente en el Efes Antik Hotel, así que pudimos ir caminando hasta la estación de autobuses (Selçuk Otogari) para mirar las diferentes opciones de transporte al sitio arqueológico de Éfeso.
- Dolmus: Son unas pequeñas furgonetas utilizadas como minibuses que cuestan 2,5 TRY (liras turcas) por trayecto y persona. Más o menos 1,80€ ida y vuelta. Tardan menos de 10 minutos por trayecto.
- Taxi: Podéis coger un taxi entre varios que os llevará hasta cualquiera de las dos puertas por 20 TRY (7€ aprox.). La vuelta, si la queréis hacer en taxi, os costará otras 20 TRY.
- Otra opción es ir caminando de Selçuk a Éfeso durante 4 km, pero por 2€ que os cuesta una dolmus creo que no merece la pena.
Hoy en día existen dos entradas al sitio arqueológico de Éfeso, pero si vais en una de las dolmus que parten cada 10 o 15 minutos de la estación de autobuses de Selçuk entraréis por la que he marcado como entrada principal en el plano anterior.
OJO, que no hay ninguna señal que indique la parada de las dolmus que vuelven a Selçuk, así que acordaros del lugar en el que os bajáis porque allí mismo es dónde se coge el minibús de vuelta.
Tras atravesar el aparcamiento de los autobuses usados por las excursiones organizadas y una zona de locales de comida y tiendas de souvenirs llegamos a la taquilla, dónde compramos la entrada por 30 TRY (10,50€ aprox.).
Nada más cruzar los tornos nos detenemos ante unos carteles informativos en los que se puede leer un poco de historia sobre Éfeso y algunos de los edificios que aún se conservan. Lo mejor de todo es que están situados a la sombra de una avenida de pinos, y eso con el calor que hace por aquí en verano, se agradece.
Unos 10 minutos después y con algo más de información sobre lo que nos esperaba a continuación avanzamos hasta las primeras ruinas, dónde se pueden contemplar los restos de un área deportiva en el que había un gran gimnasio, unos baños y diversas pistas deportivas. Al fondo se empieza a ver el gigantesco teatro.
Llegamos a la Calle del Puerto (1), también conocida como Vía Arcadia. Esta avenida era una importante calle comercial de la época romana en la que se situaban decenas de tiendas y galerías comerciales de las que apenas se conservan sus cimientos. Sin embargo, las grandes losas de mármol con la que se pavimentó permanecen prácticamente intactas y en un excelente estado de conservación. A ambos lados de la calle, una sucesión de columnas y los restos de pedestales sobre los que se erigían decenas de estatuas nos hacen imaginar cómo era la principal vía de conexión con el puerto.
Al final de la Vía Arcadia (que podéis ver en la siguiente fotografía) se encuentra una de las principales construcciones de la ciudad, el imponente Teatro (2).
Sus dimensiones son colosales. Cuenta con 150 metros de diámetro y 30 metros de altura en su última fila de gradas. Se construyó aprovechando la ladera del monte Pión y tiene una capacidad para más de 25.000 personas, lo que le permitió convertirse en el mayor anfiteatro de su época.
Construido entre los siglos III y II a.C y posteriormente ampliado por los romanos, cuenta con una excelente acústica que le ha permitido albergar desde foros de discusiones, obras de teatro y conciertos hasta peleas de gladiadores y todo tipo de espectáculos circenses.
En la parte trasera del escenario se pueden ver algunas de las estancias en las que se preparaban los espectáculos y obras de teatro que se representaban allí...
...y en la fachada que da a la Vía Arcadia y la Vía de Mármol, podemos contemplar una fuente de la época helenística decorada con dos columnas jónicas y que se utilizaba para dar de beber a la ingente cantidad de personas que se congregaba en aquel lugar cada vez que había cualquier evento en el teatro.
Abandonamos el teatro y comenzamos a caminar por la Vía de Mármol (6). Esta era otra de las principales calles de la antigua Éfeso, ya que unía la Biblioteca de Celso con el Templo de Artemisa, situado a dos kilómetros de aquí.
Al igual que sucedía con la Calle del Puerto, esta vía estaba pavimentada con mármol blanco y decorada con columnas, estatuas y bustos de personalidades importantes, así como transcripciones de algunas cartas enviadas por los emperadores romanos y que se tallaron en losas de mármol para que todo el mundo las pudiese leer.
Atravesando uno de los pocos arcos que se conservan...
...podremos contemplar desde lo alto el Ágora Comercial (3), uno de los mayores espacios públicos de la ciudad ya que cuenta con 100 metros de lado y que aún hoy nos permite imaginar sus dimensiones contemplando la base de las columnas que en su día rodeaban todo el recinto.
Unos metros después nos detenemos en una minúscula placa de mármol que sin embargo tiene una gran importancia.
Por lo que escuchamos a través de la explicación de un guía, se cree que esta huella grabada en mármol se trata del primer anuncio de la historia, ya que tanto los grabados del pie como otros más desgastados en los que se pueden ver el retrato de mujer y un corazón, supuestamente estarían indicando el "camino hacia mi corazón", en clara referencia a que si la persona que lo viese seguía esas indicaciones, encontraría a la prostituta que dejó ese anuncio en el burdel que hay en las cercanías.
Al final de la Vía de Mármol llegamos al edificio mejor conservado y más importante de todo el recinto: La biblioteca de Celso (4).
Esta espectacular construcción cuya monumental fachada se asemeja al escenario de un teatro, tiene tres puertas y tres ventanas orientadas hacia el este para que se pudiese aprovechar mejor la luz de la mañana en el piso superior, dónde estaban situadas las salas de lectura.
Estas tres ventanas del piso superior están enmarcadas por columnas corintias que soportan frontones semicirculares y triangulares...
...mientras que en el nivel inferior podemos ver la misma decoración tras subir los nueve escalones que dan acceso a las tres puertas, que aparecen custodiadas por las estatuas de Ennoia (la Reflexión), Sofía (la Sabiduría), Areté (el Valor) y Episteme (el Conocimiento).
Ya en el interior visitamos la única sala de la biblioteca, que contaba con una altura de 16 metros divididos en dos niveles de paredes lisas en las que se encontraban los nichos rectangulares en los que se llegaron a guardar más de 12000 volúmenes.
Bajo esta sala existe una cámara abovedada de pequeñas dimensiones en la que se encontró un sarcófago de mármol blanco que seguramente contenía los restos de Tiberio Julio Celso Polemeano, ya que tal y como podemos leer en una inscripción situada junto a la escalinata de entrada, esta biblioteca fue erigida en el 110 d.C. por el cónsul Gayo Julio Aquila en honor de su padre Tiberio Julio Celso Polemeano, procónsul de Asia entre los años 106 y 107 d.C.
A la derecha de esta imponente fachada podemos ver una puerta monumental por la que se accede al mercado de la ciudad y el Ágora Comercial: La puerta de Mazeo y Mitrídates (5).
Está compuesta por tres arcos enmarcados por gruesos pilares sobre los que se puede leer una inscripción en latín y griego que ha permitido conocer a los autores de dicho monumento. Se trata de Mazeo y Mitrídates, dos esclavos que construyeron esta puerta en el 40 d.C. en honor al emperador Augusto por haberles concedido la libertad.
Una vez cruzada la puerta, podemos caminar por unas pasarelas de madera y observar más de cerca todo el Ágora Comercial, sus columnas, los restos de sus galerías comerciales, algunos bustos...
De vuelta a la plaza situada frente a la Biblioteca de Celso, comenzamos a caminar por la Vía de los Curetos (16), la última de las principales calles de Éfeso que visitamos en nuestro recorrido y a cuyos laterales se sitúan algunos de los principales puntos de interés de la ciudad.
Los Curetos eran los sacerdotes encargados de mantener siempre vivo el fuego sagrado de Hestia, la diosa del hogar, en el Pritaneo (el equivalente a los ayuntamientos actuales).
Por el centro de esta importante arteria circulaban los carros, mientras que los peatones lo hacían por los pórticos laterales en los que se situaban algunas viviendas, tiendas, fuentes, templos...
El suelo de esta zona peatonal de la Vía de los Curetos estaba cubierto por mosaicos (12), unos mosaicos que todavía se conservan prácticamente intactos en algunos tramos y que no podéis dejar de visitar.
Según comenzamos a subir por la Vía de los Curetos, podremos ver a mano derecha una zona de excavaciones cubierta por unas edificaciones que quitan algo de magia al recorrido, pero que son totalmente necesarias para poder preservar un conjunto de viviendas que han sido excavadas sacando a la luz cómo era el interior de una típica vivienda romana de la época. Se trata de las Casas de la Colina (8).
Por lo que pudimos leer, se pueden ver frescos y mosaicos, observar las conducciones de agua, las letrinas, el sistema de calefacción..., pero nosotros optamos por no entrar porque había que pagar 15 TRY extras (5€ aprox.)
Frente a este grupo de casas se encontraban el burdel (7), los baños públicos (9) y las letrinas (10).
Estas letrinas públicas, en las que había que pagar una pequeña cantidad de dinero para poder usarlas, son las mejor conservadas de la época romana, y es que como podréis ver en las siguientes fotografías, muchos de los retretes siguen intactos.
Delante de los retretes hay un pequeño canal que, según escuchamos contar a un guía, servía para lavarse las manos después de...ya sabéis. ¿Menuda guarrada no?
A continuación de las letrinas estaban los baños de Escolástica (11), dónde se pueden ver las 4 salas típicas que conformaban el baño romano:
- el Apodiatario o guardarropa
- el Frigidario o piscina de agua fría
- el Tepidario o piscina de agua caliente
- el Caldario o sauna
En la fachada de los baños que da a la Vía de los Curetos se encuentra el Templo de Adriano (14), que no os puedo mostrar al estar en pleno proceso de restauración y cubierto por andamios y telas cuando realicé mi visita a Éfeso en verano de 2014.
Continuamos ascendiendo por la calle hasta encontrarnos con la Fuente de Trajano (15), erigida entre los años 102 y 114 d.C. en honor al Emperador Romano de origen Hispano Marco Ulpio Trajano.
La fuente estaba presidida por una gran estatua del emperador hoy desaparecida, y junto a ésta se encontraban otras esculturas de emperadores, dioses y héroes.
La siguiente parada en nuestro recorrido la haremos frente a la Puerta de Hércules (17), formada por dos columnas enfrentadas que datan del siglo IV a.C. en las que se pueden ver dos figuras en relieve que representan a Hércules vistiendo una piel del León de Nemea, un despiadado monstruo que según la mitología griega atemorizó a esta ciudad del Peloponeso hasta que Hércules logró vencerle y despojarle de su piel, que desde entonces utilizó a modo de armadura.
Una vez traspasada esta puerta accedemos a la Plaza de Domiciano (18), dónde podemos contemplar el monumento a Gayo Memmio (20), construido en homenaje a uno de los grandes arquitectos de la ciudad, ya que éste fue el artífice del acueducto que abastecía de agua a la ciudad.
En uno de los laterales de la plaza se encuentra un relieve de la diosa de la victoria, Niké (19)...
...y presidiendo toda la plaza, el edificio que le da nombre: El templo de Domiciano (21), la primera estructura conocida en Éfeso que estuvo dedicada a un Emperador Romano.
Junto a este templo se situaba una majestuosa fuente que estaba decorada con numerosas estatuas y columnas conocida como Fuente de Polio (23) a la que llegaba el agua a través de un complejo sistema de acueductos desde tres localidades situadas a varios kilómetros de Éfeso y que posteriormente se distribuía utilizando un sistema de tuberías de barro cocido que todavía son visibles.
Bordeando lo que queda de esta fuente nos adentramos en lo que antaño fue el Ágora del Estado (27), una enorme plaza de 160x73 metros construida en el siglo I a.C. que fue utilizada para los negocios y en las reuniones del gobierno de la ciudad. En el centro de este ágora se encontraba un templo dedicado a la diosa egipcia Isis (26), lo que hace suponer que existía una numerosa comunidad egipcia viviendo en Éfeso durante aquella época.
Frente al Ágora y en la misma Vía de los Curetos se situaban algunos de los principales edificios gubernamentales de Éfeso, como por ejemplo el Pritaneo (24), el lugar donde se reunía el senado de la ciudad, el Templo de Hestia, dónde se guardaba el Fuego Sagrado, o una basílica de la época del emperador Augusto. En esta zona se pueden encontrar algunas columnas en las que están grabados los nombres de algunos Curetos de Éfeso (22).
Al lado del Pritaneo nos encontramos con otro majestuoso edificio, el Odeón (25).
Este anfiteatro con capacidad para unas 1400 personas hacía las veces de Bouleuterión, una institución de las antiguas ciudades griegas compuesta por representantes de los ciudadanos que se reunían para discutir y decidir sobre los asuntos públicos de la ciudad.
Además de su uso principal, este anfiteatro cubierto también se utilizaba como teatro o para la celebración de diferentes ceremonias.
Para terminar, nos acercamos a visitar los restos de las Termas de Vario (28), situadas en las cercanías de la Puerta de Magnesia y en dónde destacan los restos del sofisticado sistema de conductos de agua hechos a base de barro cocido y las bóvedas de los baños romanos.
Desde aquí comenzamos el camino de vuelta hacia la salida situada en el otro extremo del complejo, no sin antes detenernos en un mirador desde el que se puede contemplar toda la Vía de los Curetos y la mayoría de monumentos de Éfeso.
Aquí podéis ver la situación de este mirador a la izquierda de la fotografía junto a la Vía de los Curetos y una hilera de columnas que se mantienen en pie en las inmediaciones de la Fuente de Polio y la Plaza de Domiciano.
¿Qué ver en los alrededores de Éfeso?
Un paseo por la ciudad de Selçuk os servirá para contemplar los restos de su ciudadela y las ruinas de la Basílica de San Juan, construida entre los años 527 y 565 por el emperador Justiniano en el lugar dónde supuestamente estaban enterrados los restos de San Juan el Apóstol.
También puede ser interesante acercarse hasta el Museo Arqueológico de Selçuk, conocido simplemente como Museo de Éfeso. En su interior podréis visitar varias estancias temáticas que se centran en distintas áreas de la antigua ciudad de Éfeso y el Templo de Artemisa. Allí se encuentra una pieza de alto valor, una estatua de la diosa Artemisa que se encontraba en el interior del hoy desaparecido Templo de Artemisa.
En el camino de Selçuk a Éfeso está lo que queda de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo: el templo de Artemisa. Únicamente se conserva una columna y varios bloques de piedra.
Al sur de Éfeso se encuentra la Casa de la Virgen María (Meryem Ana), donde se puede ver y visitar la casa en la que supuestamente vivió la madre de Jesucristo tras la crucifixión de su hijo. Según la tradición, fue aquí donde la virgen María pasó sus últimos días en compañía de Juan el Evangelista tras su huida de Jerusalén y hasta el día de su muerte.
Organiza tu visita:
- Horario de verano (Abril a Octubre): abre todos los días de 8:30 a 19:00
- Horario de invierno (Noviembre a Marzo): abre todos los días de 8:00 a 17:00
- Duración del recorrido: 3 horas (sin incluir las casas de la colina)
- Entrada al sitio arqueológico de Éfeso (año 2014): 30 liras turcas (10,40€ aprox.)
- Entrada a las "Casas de la colina" (año 2014): 15 liras turcas (5€ aprox.)
- Transporte desde Selçuk: 2,5 liras turcas/trayecto (0,90€/trayecto aprox.)
- Horario y precios actualizados: http://www.muze.gov.tr/ephesus-archaeological
- Alojamiento en Selçuk (Hotel Efes Antik Hotel): 50€/noche en habitación triple con baño privado y desayuno incluido
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