Aunque es el museo perfecto para venir con niños, resulta tremendamente interesante poder visitarlo como un adulto, y ya os aviso de antemano que para poder verlo a fondo sería necesario dedicarle más de un día, por lo que mi recomendación es que antes de ir le echéis un ojo al plano del museo para decidir lo que más os interesa: http://www.amnh.org/exhibitions/floorplan/
Este museo sigue la política del “pay as you wish”, o lo que es lo mismo “paga lo que desees”, aunque los precios sugeridos son:
- $16 para adultos
- $12 para estudiantes y jubilados
- $9 para niños
Para más información, os dejo la dirección de la web del museo: http://www.amnh.org
Llegar al museo es muy fácil, lo mejor es ir en metro en las líneas B o C hasta 81st Street - Museum of Natural History, ya que sin necesidad de salir a la calle se accede al hall principal.
Entrando en materia, os voy a hacer un resumen de lo que más me gustó a mí por plantas, pero sin duda las “esenciales” son la primera y cuarta planta.
Primera planta:
Según entramos en el museo, varios esqueletos fosilizados de dinosaurios nos dan la bienvenida.
Justo la sala que hay enfrente de la entrada principal, es la dedicada a los mamíferos norteamericanos, dónde podemos ver dioramas de fauna autóctona como el bisonte americano, el alce de Alaska o el Grizzly Bear, el enorme oso marrón de Canadá.
Junto a la sala anterior, está situada la sala de la vida oceánica, en la que destaca la maqueta suspendida de una ballena azul de casi 29 metros de largo que preside la sala, y dónde además podemos ver peces, estrellas de mar, osos polares o pingüinos.
Saliendo de la sala anterior, es muy interesante el recorrido por las salas de la biodiversidad y la de los bosques de América del norte, dónde se pueden ver secciones de las secuoyas gigantes que crecen en parques como Yellowstone.
Otra zona muy recomendable son las salas dedicadas a los meteoritos, dónde está el meteorito en exhibición más grande del mundo, y la sala de minerales y gemas, dónde con un poco de suerte podréis compartir una clase práctica con alguno de los grupos de alumnos que llenan el museo.
Si no es posible, nos conformaremos con ver el diamante “Eagle”, el topacio “Brazilian Princess”, el rubí “DeLong Star” , la esmeralda “Patricia” o “La Estrella de la India”, el mayor zafiro del mundo.
Los aficionados a la astronomía y el espacio, tienen su área en el centro Rose de la tierra y el espacio, dónde hay expuestas fotografías espectaculares, maquetas de planetas y un planetario en el que descansar mientras nos transportamos a otros mundos. Aparte del contenido de este ala del museo, merece la pena ver el edificio en el que está ubicado, un gigantesco cubo transparente que contiene en su interior una enorme esfera dónde está el planetario.
Segunda planta:
En esta planta lo que más me gustó fue la sala de los mamíferos africanos, compartida con la tercera planta, desde dónde nos podemos hacer una idea general de las dimensiones de la sala, en cuyo centro hay una maqueta de una manada de elefantes.
Además, en los laterales de la sala podemos ver más dioramas de la fauna salvaje de África como por ejemplo el gorila, el león, el leopardo, el koodoo o el impala.
El resto de salas las pasé caminando sin detenerme mucho en los detalles, aunque alguna excepción sí que hubo en las salas de los mamíferos asiáticos y la de aves del mundo.
Tercera planta:
De este piso destacaría la sala de reptiles y anfibios, y la de los primates. En el resto no estuve mucho tiempo porque la mayoría estaban dedicadas a varias tribus indígenas.
Cuarta planta:
Junto con la primera, esta es la planta que más me gustó, ya que alberga una de las colecciones más extensas y mejor surtida de fósiles de dinosaurios y mamíferos.
En la sala de los dinosaurios, destacan sobre todos los demás el Tyrannosaurus Rex y el Apatosaurus, pero en cada vitrina habrá algún fósil que os hará deteneros.
En las salas de los mamíferos, el protagonista es el Mamut, pero lo que realmente me gustó de esta planta, fue que simplemente caminando en el orden que aconseja la visita, uno es capaz de “vivir” y comprender la evolución de los vertebrados en primera persona de una manera clara y sencilla gracias a los paneles y vídeos explicativos de cada sala.
Y para terminar, aunque no tenga que ver con el propio museo, desde la segunda planta tenemos unas vistas realmente interesantes sobre Central Park y los rascacielos de Manhattan.
Como resumen, yo recomiendo al 100% esta visita, pero intentaría centrarme en las plantas 1ª y 4ª, aunque el resto de plantas también tienen cosas interesantes pero que se pueden ver más “de pasada”.
Para que os hagáis una idea, yo estuve unas 2:30 o 3:00 horas, bastante tiempo teniendo en cuenta que me dejé algunas salas sin visitar y que en las que me interesaban no estuve todo el tiempo que me hubiese gustado.
Al salir, en la entrada principal podemos ver una estatua de Theodore Roosevelt, uno de los fundadores del museo y además presidente del gobierno entre 1901 y 1909.
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