Vuelo y llegada a Egipto ~ PhotoViajeros - Los relatos de mis Viajes, Rutas y Escapadas

Vuelo y llegada a Egipto

Por fin llega el día. Suena el despertador, aunque hace mucho que estoy despierto. Una duchita, a desayunar y corriendo cargo la maleta en el coche y salgo hacia la T4 del aeropuerto de Barajas. Al llegar es imposible no quedarse asombrado con la visión del enorme boquete que quedó después del atentado de ETA de Diciembre de 2006.

Me reúno con el resto del grupo y a la mayoría de ellos los conozco en ese momento, ya que me “acoplé” al viaje de ecuador de carrera de un grupo de estudiantes de la Universidad de Alcalá de Henares, así que sólo conocía a 3 personas de un total de unos 50, pero eso es lo de menos cuando lo importante es el destino. Milagrosamente, el vuelo sale puntual a su hora, las 15:50.

El avión de la compañía Egyptair está bien, el espacio entre las piernas no es que sea holgado, pero más o menos te puedes mover.

Vuelo Madrid- Luxor


A las 3 horas, nos sirven la merienda-cena, un “suculento” banquete típico de los aviones, aunque con hambre todo acaba en el estómago.

Vuelo Madrid- Luxor

Al volar en dirección Este, nuestro avión va buscando la noche, y pronto no merece la pena mirar por la ventanilla, según la pantalla de la cabina estamos sobrevolando el desierto de Libia, así que no se ve ni una sola luz.
Al rato el avión empieza a descender y ahora si, al fondo se ve una serpiente de color anaranjado que destaca en la oscuridad: El Nilo y su franja fértil de unos 10 km en los que se asienta casi el 100% de la población del país.
Mientras sobrevolamos la ciudad de Luxor, me parece distinguir uno de los complejos de templos, pero no se cual será. Hemos llegado.
Después de unas 4:30 de viaje aterrizamos en el aeropuerto de Luxor sobre las 21:30 de la Noche.

Después de coger las maletas, por fin conocemos al que será nuestro guía durante los próximos 8 días. Su nombre sonaba a algo parecido a "Yoseri", pero como vió que ibamos a tener problemas para acordarnos de su nombre, nos dijo que a partir de ese momento le llamásemos "Pepe". Adelanto el reloj una hora y a continuación, salimos al parking donde cogemos el autobús que nos lleva al barco atravesando la ciudad de Luxor. En el camino, Pepe nos da el papel del visado para que lo rellenemos, cuando terminamos se lo damos junto con los 34€ que cuesta. Mientras tanto, empezamos a familiarizarnos con la peculiar forma de conducir de los egipcios y con el día a día en las calles de la ciudad.

Llegamos a la orilla del Nilo y nos separan de las maletas, nos dicen que unas personas que hay sentadas en un parque nos las llevan al barco (¿habrá que fiarse no?).
Para llegar a nuestro barco, que justo en este momento es cuando nos enteramos de que va a ser el Moon River, tenemos que cruzar por el hall de recepción de otros 3 barcos. La primera vez te sorprende, pero cuando ya pasas por 10 o 12 barcos en los días que dura el crucero te acostumbras.

Allí, tienen la costumbre de “aparcar” los barcos uno al lado del otro, porque según nos cuenta el guía, no hay muelle suficiente para que puedan atracar todos los barcos. Nos dice que en todo el Nilo, hay unos 180 cruceros haciendo el tramo típico de Luxor-Aswan o Aswan-Luxor, así que ellos tienen los mismos problemas para aparcar con los barcos que nosotros en Madrid con los coches, aunque tienen permitida la doble o triple fila.

Si queréis ver como se pone el Nilo en hora punta, mira esta imagen de satélite.

Vamos directos al comedor a cenar y después se hace el reparto de habitaciones. En este momento, nos hacen soltar otros 25€ en concepto de propinas para la tripulación por los 4 días que vamos a pasar en el barco, así que en poco mas de 2 horas que llevamos en Egipto, ya nos han soplado 60€ entre unas cosas y otras.
El camarote no es gran cosa, pero tiene todo lo necesario para pocos días. Parece mentira como en tan poco espacio entran dos camas separadas por medio metro, un escritorio con una silla, un armario empotrado y un cuarto de baño con una ducha. Lo importante es que la cama es cómoda y que durante toda nuestra estancia no tuvimos problemas con la limpieza.

Camarote

Camarote

Dejo la maleta sin deshacer y saco lo necesario para la noche, después, subimos a la cubierta del barco dónde lo único que se escucha son los pitos de los coches y la llamada a la oración desde los al menos 10 minaretes de sus correspondientes mezquitas que se ven desde el barco.
Nos quedamos hasta la 1:30 tumbados en unas hamacas descansando mientras observamos la noche egipcia con el Nilo y sus orillas iluminadas como única compañía.

Orilla del Nilo




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