La visita al London Eye o Noria del milenio como también se la conoce, no estaba totalmente segura cuando planificamos el viaje a Londres, en realidad creo que yo era el más interesado en subir a este privilegiado mirador, pero las largas colas que se suelen formar y el alto precio de las entradas nos condicionaban bastante la visita, así que decidimos acercarnos una mañana para verla por fuera y si no había una cola excesiva y nos apetecía, pues subiríamos.
La noche anterior estuvimos dando una vuelta por la zona para hacer algunas fotos a la iluminación nocturna del Big Ben y las casas del Parlamento, pero con lo no contábamos era con ver el "ojo de Londres" con una iluminación tan atrayente como la de esta fotografía, y es que a mi particularmente me sirvió para decidirme a subir incluso si tenía que hacerlo yo solo.
Al día siguiente nos dirigimos a la cercana estación de Waterloo, desde dónde llegamos a las oficinas dónde se sacan las entradas en apenas 5 minutos.
Las taquillas están junto a la noria en un edificio situado justo detrás, y tras esperar una cola de unos 15 minutos, sacamos las entradas en las que pone la hora exacta a la que subiremos y que se cumplió de una manera asombrosamente puntual.
Como os comentaba anteriormente, las entradas son caras. Cuando yo fui en 2009 me costaron 16 libras, pero hay precios reducidos para niños y personas mayores, así que os recomiendo visitar la página web oficial del London Eye para ver los precios actualizados o si nos podemos aprovechar de algún tipo de descuento.
Desde las taquillas nos dirigimos directamente a la cola de la noria sin tener tiempo a entrar un una especie de cine en 4D al que podíamos entrar con los tickets de la noria, ya que en menos de 30 minutos embarcamos.
A no ser que vaya a subir una persona mayor o algún minusválido, la noria no se para y vemos como la gente se baja con ella en movimiento para unos metros después llegar a nuestra posición, dónde nos subiremos para comenzar nuestra vuelta de 30 minutos por el cielo de Londres.
Que nadie se preocupe por si no le da tiempo a subir o bajar de la cabina-burbuja en la que haremos la visita, porque la velocidad es tan baja que prácticamente es igual que si subiésemos con ella parada.
En pocos minutos comenzamos a coger altura y a disfrutar de unas vistas espectaculares de 360º sobre la ciudad de Londres, mientras van apareciendo algunos de sus monumentos y lugares más famosos:
Buckingham Palace y St Jame´s Park:
Estación de Charing Cross, National Gallery (a la izquierda), British Museum(arriba a la derecha) y la BT Tower con St. Regent´s Park justo detrás:
Westminster Bridge, Big Ben, las casas del parlamento y la Abadía de Westminster:
Estación de Waterloo y el barrio de South Bank:
La Catedral de San Pablo y "La City" de Londres:
El río Támesis y el Palacio de Westminster:
Después de 30 minutos que se han hecho cortísimos, estamos a punto de terminar nuestra vuelta en la Noria del Milenio, y la última fotografía no puede ser a otro lugar que al conjunto del Big Ben y las casas del parlamento.
Para mi una visita 100% recomendable si os gusta conocer las ciudades que visitáis a vista de pájaro, y una de las pocas maneras que hay de hacernos una idea de la enorme extensión que ocupa esta metrópoli.
A los que se planteen si subir o no por la altura o el miedo al mareo, sólo puedo decirles que el movimiento prácticamente no se nota, es como si estuviésemos en un mirador inmóvil, y aunque sí que se nota la altura, siempre podemos optar por sentarnos en los bancos situados en el centro de la cápsula si nos da un poco de vértigo al acercarnos a las paredes transparentes.
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