Museo Vasa, la historia de un navío sin historia ~ PhotoViajeros - Los relatos de mis Viajes, Rutas y Escapadas

Museo Vasa, la historia de un navío sin historia

El 10 de agosto de 1628, el mayor buque de guerra construido hasta entonces para la armada sueca zarpó del puerto de Estocolmo con rumbo a Polonia para participar en una de las múltiples batallas que se libraban en esa época por el dominio de los territorios escandinavos. 10 minutos después de su botadura y sin haber abandonado aún las tranquilas aguas del puerto de Estocolmo, el buque se escoró y naufragó ante la atónita mirada de la muchedumbre congregada para presenciar aquel evento.
Más de tres siglos después, allá por el año 1961, el Vasa fue recuperado de las aguas del báltico y reconstruido. Desde 1990 se puede visitar en el museo que lleva su nombre, convirtiéndose desde entonces en el museo más visitado de la ciudad y de toda la región escandinava.

Museo Vasa


Ya desde las islas cercanas podemos apreciar la magnitud de este museo, una gran nave construida en la isla de Djurgården para albergar este enorme buque de 52 metros de altura y 69 metros de proa a popa, cuyos tres palos (mesana, mayor y trinquete) han sido colocados en el exterior sobre el tejado.

Museo Vasa

A medida que nos acercamos, vemos un exterior bastante moderno y que, según mi opinión, desmerece bastante al imponente buque de guerra que alberga en su interior.

Museo Vasa

Nada más acceder al museo nos encontramos con una inmensa nave de madera que parece flotar en el aire. Es nuestro primer cara a cara con el Vasa y he de reconocer que impresiona contemplar el único buque de guerra del siglo XVII que se conserva en la actualidad, así que lo primero que hacemos es inmortalizar ese momento (cuando el resto de turistas nos dejan "el sitio bueno").

Museo Vasa

A continuación, comenzamos nuestro particular "viaje en el tiempo" a la historia de este navío sin historia.

Como comentaba en la introducción de este artículo, a principios del siglo XVII el por entonces Rey de Suecia, Gustavo II Adolfo Vasa, ordenó construir un gran buque de guerra que fuese capaz de transportar un importante número de hombres y armamento por el mar báltico y que a su vez fuese toda una demostración de poder con la que intimidar a los enemigos de Suecia: Rusia, Dinamarca y Polonia.

Tanto se involucró el monarca en el diseño del navío, que solicitó incorporar una nueva fila de cañones a la ya existente cuando el barco ya estaba en construcción. Los planos tuvieron que modificarse sobre la marcha, y a la vista del resultado, la ambición del rey no fue una buena idea.

Cuando el Vasa desplegó todo su poderío el día de su botadura, se convirtió en el orgullo de la nación y todos los presentes lo contemplaban navegar majestuoso por el puerto de Estocolmo en dirección al báltico...hasta que una ráfaga de viento lo hizo escorarse con tan mala suerte que el agua comenzó a colarse por las compuertas de la fila inferior de cañones cuando apenas llevaba recorridos 300 metros.

El todopoderoso navío llamado a convertirse en el símbolo de la flota sueca se hundió por una simple ráfaga de viento que sacó a relucir los fallos de diseño aprobados por el propio rey. Tras múltiples investigaciones, llegaron a la conclusión de que "una serie de desafortunados sucesos" entre los que se encontraba una mala distribución de la carga, fueron los causantes del hundimiento del Vasa y de la muerte de una treintena de los casi 200 tripulantes del buque.

Pronto comenzaron las labores para recuperar sus restos situados a tan solo 32 metros de profundidad, pero la falta de medios hizo que el Vasa permaneciese sumergido en las aguas del báltico durante más de 300 años.

Fue en 1956 cuando tras varios intentos, un ingeniero civil llamado Anders Franzén localizó la situación exacta del barco e hizo despertar de nuevo la curiosidad sobre el Vasa, lo que llevó a una colaboración entre la Armada Sueca y la Compañía Naviera Brostroms que decidieron reflotar el navío tras comprobar el excelente estado de conservación después de varias inspecciones en las que descubrieron que los restos del Vasa prácticamente no habían sufrido daños gracias a la baja salinidad de las aguas del báltico y a la ausencia de organismos que se alimentan de madera.

Museo Vasa

Para sacar el barco, se ideó un sistema de túneles por los que se pasaron una serie de cables de acero sujetos a grúas flotantes con los que fueron sacando partes del buque en tan solo 18 etapas.

Una vez en tierra firme, se procedió a ensamblar todas las piezas y a limpiar y tratar la madera de roble, pero el ambiente húmedo y los cambios de temperatura empezaron a pasar factura agrietando y deteriorando la madera a un ritmo mayor de lo que se había estropeado en los 300 años que pasó sumergido el barco.

Para solucionar el problema, se roció al Vasa durante 17 años con una solución de polietileno glicol, una especie de cera que penetra en la madera y reemplaza poco a poco al agua que contiene. Posteriormente, se dejó secar 9 años.

En 1981 el gobierno sueco decidió crear un museo que albergase los restos del Vasa, y el 15 de junio de 1990 el Vasa Museet fue inaugurado oficialmente.

Más o menos, este es el resumen de lo que podréis leer en un buen número de paneles explicativos, maquetas y objetos recuperados del lugar del naufragio con los que se nutre la exposición de este majestuoso buque de guerra.
No obstante, os recomiendo leer todos los paneles y contemplar con detalle cada objeto, maqueta... así como ver el vídeo que cuenta la historia del barco y su rescate de las profundidades para descubrir un montón de curiosidades tanto del Vasa como de la vida dentro de un buque de guerra y su tripulación.

Cerca de la entrada y junto a la proa podemos contemplar una maqueta del Vasa con sus enormes velas desplegadas que nos ayuda a hacernos una idea de las dimensiones del navío.

Museo Vasa

Hay varias plantas desde las que podremos ir observando con detalle cada parte del barco mientras leemos las explicaciones que aparecen en los paneles informativos sobre temas tan diversos como los cañones, el significado de las esculturas talladas a lo largo del buque, los mástiles, las velas, los botes salvavidas...

Museo Vasa

La popa es una de las partes más espectaculares y elevadas del casco, el lugar dónde se sitúa el camarote del capitán y la que cuenta con el mayor número de esculturas que adornan toda esta parte trasera del barco.

Museo Vasa

También aquí destacaría el escudo real...

Museo Vasa

... y el resto de esculturas situadas bajo el mismo.

Museo Vasa

En algunas de las paredes del museo podemos ver varias reconstrucciones de las esculturas que adornaban el barco pintadas con los colores originales, todo ello gracias a los análisis de los restos realizados en la década de los noventa por diversos equipos de investigación.

Museo Vasa

En otros lugares, podemos ver diversos objetos personales, algunos de los cuerpos de los marineros que perecieron en el naufragio o ilustraciones y cuadros en los que aparece el Vasa y otros navíos de la flota Sueca.

Museo Vasa

Mirando con detenimiento el casco del barco podemos entender mejor el motivo del rápido hundimiento del Vasa, y es que con dos filas de cañones con sus respectivos portones abiertos, en el momento en que se empezó a escorar debido al mal reparto de la carga y el lastre (formado por piedras redondas que rodaron en cuanto el barco comenzó a inclinarse más de la cuenta), el agua no tuvo impedimento alguno y entró rápidamente en el barco hundiéndolo en pocos minutos.

Museo Vasa

Un último vistazo desde un punto de vista elevado con la proa a escasos metros de nuestro lugar de observación, nos permite comparar el tamaño del Vasa con el de la gente que lo contempla desde todos los lugares habilitados en el museo para que no perdamos detalle de cada rincón del mismo.

Museo Vasa

Y para terminar, una última fotografía desde la popa dónde se ven perfectamente muchos de los aparejos, cuerdas y cabos utilizados para sostener los mástiles de 52 metros de altura.

Museo Vasa

Como habréis comprobado, la iluminación del museo es bastante tenue y controlada para ayudar lo máximo posible a la conservación del buque, por lo que os recomiendo un pequeño trípode si queréis hacer fotografías en condiciones que no aparezcan movidas o con un ruido excesivo. Además, ya os aviso de que no hay un sólo lugar desde el que entre completamente todo el barco, así que no perdáis el tiempo subiendo y bajando escaleras porque el Vasa es mucho Vasa y no cabe en una sola fotografía.

Un museo que a a primera vista puede parecer poco interesante al estar centrado en la breve historia de un navío de guerra del siglo XVII se convierte en toda una experiencia cuando, tras conocer los principales aspectos de su hundimiento y el modo de reflotarlo, nos dedicamos a descubrir el modo de vida de los marineros y a maravillarnos con el enorme trabajo de ingeniería naval y escultórico que atesora el Vasa.

Dirección: Galärvarvsvägen 14, 115 21 Estocolmo, Suecia
Horario y precio de la entrada: Para ver precios y horarios actualizados, visitar la web oficial: www.vasamuseet.se/sv/Sprak/Espanol/
Si habéis comprado la Stockholm Card, la entrada es gratuita.
Cómo llegar: Autobúses nº44 y nº69, tranvía nº 7, Estación de metro de Karlaplan (a 15 minutos andando) y el ferry que va hasta Djurgården

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