El Puente de Carlos en Praga

9 de julio de 1357 a las 5:31 de la mañana. Esa es la fecha exacta en la que comenzó la construcción del puente más famoso de Praga que une la Ciudad Vieja con el barrio de Malá Strana.
Como bien habréis supuesto, no es una fecha elegida al azar, así que a continuación podréis descubrir qué se oculta tras esta fecha y conocer más datos del puente más antiguo de Praga.

Dónde hoy se erige el símbolo de Praga por excelencia, anteriormente hubo un puente románico (Puente de Judith) que una riada se llevó por delante en 1342 al igual que había sucedido desde antaño con el resto de puentes construidos para unir las dos orillas del río Moldava a su paso por Praga.

En tiempos de Carlos IV y tras numerosos y concienzudos estudios, los astrólogos y numerólogos de la época llegaron a la conclusión de que la fecha y hora ideal para el inicio de las obras de un puente que soportase las frecuentes crecidas del río era el 9 de Julio de 1357 a las 5:30 de la mañana.
Tras un madrugón a los que un monarca no debía estar muy acostumbrado, el día elegido a la hora establecida se colocó la primera piedra.
La explicación que dieron astrólogos y numerólogos a esta fecha concreta fue que uniendo los números que conformaban dicha fecha se formaba la siguiente cifra: 135797531, la cual es una secuencia de dígitos impares ascendentes y descendentes que además es capicúa.

No se si la elección de esta fecha es la que ha conseguido que el gran Puente de Carlos haya llegado hasta nuestros días, pero la verdad es que después de más de 650 años ahí continúa prestando el servicio de comunicar las dos principales zonas de la ciudad.

El puente mide 510 metros de largo y 10 de ancho, así que antiguamente y antes de convertirse en peatonal, los carruajes lo atravesaban por sus cuatro carriles, dos en cada sentido.
El Karlův most (Puente de Carlos en checo) está protegido por 3 torres, una en la parte de la Ciudad Vieja y dos en el lado de Malá Strana.

La situada en la orilla de la Ciudad Vieja es una joya medieval a la que muchos consideran la construcción en estilo gótico más importante del mundo.
Su arquitecto es Petr Parler, el mismo del propio puente y la Catedral de San Vito.
Esta torre de 47 metros a la que se puede subir tras pagar la correspondiente entrada, tiene una rica decoración escultórica en la fachada que da hacia la Plaza de los Caballeros de la Cruz.
En la parte más alta vemos dos esculturas de San Adalberto y San Segismundo, patronos del país. Las situadas justo encima del arco que da acceso al puente representan a San Vito en el centro, el rey Carlos IV a la izquierda, y San Wenceslao a la derecha. Entre las 3 estatuas podemos ver los dos escudos de la Corona de Bohemia.

Si os asomáis al Moldava desde la Plaza de los Caballeros de la Cruz, disfrutaréis de unas vistas impresionantes del puente y todo el barrio de Malá Strana:

Y ya si nos acercamos hasta aquí al atardecer o por la noche, la imagen es de las que se quedan grabadas en la retina durante mucho tiempo:

Otro de los aspectos por lo que este puente es tan famoso son las 30 estatuas que lo adornan a ambos lados.
La más antigua es la Crucifixión de Cristo, que data de 1628 y contiene una inscripción en hebreo en la que pone "Santo, santo, santo, santo es el Señor" en letras doradas.

Si nos detenemos un momento y giramos la cabeza en dirección al inicio del puente, podemos ver la silueta de la Ciudad Vieja sobre las cientos de cabezas de turistas que deambulan por el puente a todas horas, los puestos de souvenirs, o los cuadros y lienzos de los artistas locales que se acumulan en el puente.

Otra estatua muy famosa es la de San Juan Nepomuceno, dedicada al santo que según cuenta una leyenda, fue arrojado al río Moldava por no revelar al rey Wenceslao IV de Bohemia las confesiones de su mujer Sofía de Bavaria, la reina consorte de la que Juan Nepumoceno era su confesor.
El rey indignado, ordenó que le pusiesen una armadura y lo tirasen al río como castigo por no haber accedido a sus deseos.
Desde entonces es muy venerado en Bohemia y se le considera protector contra las calumnias y frente a las inundaciones. Si cruzáis por el puente, es costumbre pedir un deseo poniendo la mano izquierda en las desgastadas placas de bronce que representan su martirio.

Aquí está marcado el lugar exacto desde el que se arrojó al santo a las aguas del Moldava, y por el desgaste de la placa, también parece que son muchos los que piden algún deseo en este lugar.

A punto de cruzar al otro lado, echamos un vistazo a sus otras dos torres que dan acceso al barrio de Malá Strana.
La más pequeña es el único vestigio que queda del antiguo puente de Judith, y como aquel es de estilo románico. La torre más alta es similar a la que se encuentra al otro lado del puente, también de estilo gótico pero mucho más modesta que aquella. En su interior hay un pequeño museo sobre la historia del puente y unas escaleras que nos conducen hasta lo más alto para contemplar desde allí una panorámica de la Ciudad Vieja, el barrio de Malá Strana y el Puente de Carlos con el Moldava fluyendo bajo sus arcos.

Ya desde la orilla de Malá Strana, encontramos dos lugares en los que conseguimos una perspectiva diferente de las dos caras del puente:

No es necesario que os diga dónde está situado o como se llega, ya que durante vuestra estancia en Praga lo cruzaréis en numerosas ocasiones convirtiéndose en el punto neurálgico de vuestra visita a la ciudad.