El corazón se me puso a 1000 pulsaciones por minuto, y es que tras varios viajes fallidos a otro país asiático como Japón (que a día de hoy todavía tengo pendiente) y la previsión de que ese verano iba a ser bastante difícil poder viajar, fue un momento de liberación que me hizo sacar una sonrisa de oreja a oreja mientras mi cerebro empezaba a procesar todo lo que iba a suponer un viaje de 3 semanas que se convertiría en el más largo que había hecho hasta entonces.
Al día siguiente, después de preguntar en el trabajo si me podía coger 3 semanas de vacaciones en los meses de Julio y Agosto, hablé de nuevo con mi amigo para decirle que contasen conmigo y que teníamos que quedar para conocer al resto de viajeros y empezar a planificar el itinerario.
Esa misma noche sacamos el vuelo de ida y vuelta a Pekín por 650€, y cuando recibí el mail de Hainan Airlines confirmando el billete pensé: "Ya está, este verano me marcho a China!"
