Nada más salir de la estación de metro de Canal Street, empezamos a caminar hacia la izquierda, guiados por las primeras tiendas con caracteres en chino.
No ibamos con intención de comprar a no ser que viesemos alguna imitación realmente buena, pero en los escaparates o en la propia tienda, no tenían visibles bolsos, ropa o cinturones de imitación de las marcas caras, pero habíamos leido por internet que si peguntabas por ellas te los enseñaban, así que eso es lo que hicimos, preguntamos por un modelo de bolso en concreto de Gucci u otra marca del mismo nivel y la dependienta nos hizo una señal para que la siguiésemos.
Llegamos al final de la tienda y de repente, tira de una percha de uno de los expositores de ropa y se abre una puerta por la que nos invita a pasar.
Entramos y vamos caminando entre cajas amontonadas por lo que parece el almacén.
Bajamos unas escaleras y llegamos a un cuarto de unos 2x2 metros con más cajas amontonadas y las paredes cubiertas por sábanas.
Todo este camino lo hace hablando con un walkie talkie en chino con alguien que parece que le va dando indicaciones desde el otro lado.
Esperamos unos 3 minutos en esa sala minúscula y cuando empezábamos a pensar cosas raras, desde detrás de una de las sábanas de la pared, aparece otro chino que nos llama para que entremos por otra puerta secreta que abre tirando de una cuerda del suelo que parecía un trozo de cuerda tirada, pero que en realidad era el "mecanismo" de apertura de la puerta de acceso a una sala de unos 10 metros de larga por unos 3 de ancha dónde tenían expuestos montones de bolsos, cinturones y algún complemento más de las marcas más exclusivas.
Después de esta tienda, entramos en otras 2 o 3, más que nada en plan apuesta a ver quien adivinaba cual era la puerta secreta a la "parte lujosa" de la tienda.
Al final, alguien en el grupo compró un bolso de imitación a muy buen precio, más de un 60% de descuento respecto al original pero 100% idéntico al de verdad.
Después de entrar en estos submundos ilegales de las tiendas de Chinatown, seguimos a la luz del día caminando por Canal Street y contemplando los escaparates en los que se exhiben relojes de imitación o tiendas de pescado y comida, en las que tenían el típico pato laqueado colgado en los escaparates y muchas más productos que llamaban la atención.
Unas calles más adelante, llegamos a Mulberry Street, dónde había montado un mercadillo de frutas y verduras en el que vendían algunos productos que no había visto en la vida.
La siguiente calle que nos cruzamos es Mott Street, en la que como podéis ver en la fotografía, nos trasladamos completamente a China. Todos los letreros, carteles y el 90% de los viandantes son chinos, por lo que si en ese momento alguien me llega a decir que estábamos en Pekín o Shanghai en lugar de Nueva York, le habría creído sin dudarlo un momento.
Seguimos hasta Confucius plaza, dónde está el arco por el que se accede al Manhattan bridge.
A continuación, bajamos un poco por Bowery hasta Hester Street, dónde empiezan a verse los pocos edificios de Little Italy que no han sucumbido a la expansión del vecino Chinatown.
Aprovechamos la cantidad de restaurantes y locales de comida rápida de la zona para reponer fuerzas, así que entramos en un local de comida china minúsculo en el que comimos muy bien por poco dinero, y lo mejor de todo era el contraste de estar comiendo en pleno Little Italy en uno de los múltiples locales chinos que han ido invadiendo este feudo Italiano de Manhattan hasta reducirlo a un par de calles.
Después de comer, volvimos a Canal Street para ver las tiendas de la acera de enfrente que nos habíamos dejado sin ver por la mañana mientras caminábamos hacia el siguiente barrio de la ciudad que nos tocaba visitar, el Soho.
Nosotros fuimos caminando hasta llegar a Greene Street, aunque se puede subir por cualquier calle anterior como Mercer Street o cómo no, Broadway.
Lo mejor en esta zona es ir callejeando para poder visitar la gran cantidad de tiendas que hay y poder descubrir las fachadas con escaleras metálicas que han hecho tan famoso a este barrio.
Durante las décadas de los 60 y 70, este fue un barrio consagrado a los artistas y las galerías de arte, que convirtieron una zona degradada de la ciudad ocupada por fábricas abandonadas en lofts y espaciosas galerías de arte.
Esto provocó que el precio de los alquileres se disparase, llevándose de esta manera la mayoría de galerías y artistas y reconvirtiéndose la zona, una vez más, para dar paso a restaurantes, tiendas de moda y viviendas de los nuevos yuppies de la ciudad.
Al llegar a la altura de Broome Street, vemos a la derecha un edificio que llama nuestra atención.
No sabemos si es un edificio importante, que usos tiene ni nada, pero su fachada es una de las más espectaculares de todo el SoHo y probablemente de toda la ciudad de Nueva York. Está situado en la confluencia de Broadway con Broome Street.
Desde aquí, seguimos caminando por Broadway, dónde se concentran muchas tiendas de las marcas más prestigiosas ubicadas en los famosos edificios que tienen la escalera de incendios en su fachada.
En este tramo de Brodaway, hay varios edificios que conforman un verdadero museo arquitectónico al aire libre. Entre todos ellos, quizá el más conocido sea el Little Singer Building, en estilo art decó y que fue propiedad del dueño de la conocida marca de las máquinas de coser Singer.
Antes de abandonar SoHo, pasamos por la puerta de Angelika Film Center & Café, un singular edificio que alberga 6 salas en las que se proyectan películas de cine independiente.
Desde aquí, seguimos paseando por Greenwich Village, una zona residencial muy parecida a Harlem con calles arboladas y edificios de pocas alturas en la que extrañamente no existe el agobio de tráfico del resto de la ciudad.
Si queréis disfrutar de un concierto de Jazz, esta es vuestra zona, pues aquí es dónde se encuentran muchos de los clubes de Jazz más importantes de la ciudad.
Justo en el centro de este barrio y marcando el inicio de la 5ª avenida, nos encontramos con el Washington Square Park, un pequeño parque plagado de ardillas y que alberga el arco del triunfo dedicado a George Washington.
Antes de terminar nuestra ruta por Greenwich Village, pasamos por el Jefferson Garden Market, un pequeño parque en el que destaca el edificio que alberga la biblioteca, una antigua cárcel de mujeres y juzgado, la Jefferson Market Library.
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